Desde la grada
El deporte es un mundo de sensaciones y comprobarlo no resulta demasiado difícil. El miércoles, por ejemplo, Kylian Mbappé gritaba con la mirada lo que no podía decir su voz. Ojos quebrantados por el fracaso. Expresión facial adusta. Cara de incomprensión. El rugido del Bernabéu y el peso insoportable de la derrota le menguaban su ímpetu.
Y uno apenas podía explicarse cómo su equipo, el París Saint-Germain, había servido en bandeja de plata los hilos de una eliminatoria que tenía casi sentenciada. Sobre el césped, dominaba con cierta comodidad la ruta del partido ante el Real Madrid en los octavos de final de la Liga de Campeones de Europa. Hasta que entró por los pasillos del coliseo de la Castellana un factor extremadamente importante en este mundillo: el aura.
Ya dirán algunos que no, que esas cosas son superficiales y apenas determinan. Que son cosas de románticos o directamente no existen. Pero allí, en una de aquellas noches que un avezado relator catalogó para la posteridad como mágicas, la parafernalia pudo más que la lógica. Apretó la grada y temblaron los menos bizarros. El resultado todos lo conocemos ya.
Otras veces la aureola de los vencedores ha dejado en evidencia el talento de algunos de los mejores exponentes del deporte. En el salto con pértiga el francés Renaud Lavillenie batió las marcas que quiso y dominó mítines y eventos de bajo caché durante años. Pero cuando llegaba a las citas relevantes algo le detenía y quedaba a los pies de la gloria. La explicación nadie la tiene: ¿acaso un guiño a los factores extradeportivos?
Lo que tiene el Real Madrid en la Champions de fútbol lo tienen, también, elencos como Industriales, Santiago o Pinar en la pelota cubana. Pueden llegar a las postemporadas casi a rastras, con el cansancio en la línea roja del termómetro, pero se transforman con el ambiente de los play offs, convierten sus estadios en fortalezas y danzan al ritmo de sus éxitos.
¿Qué sería de las Avispas sin la música de su conga? ¿O de los azules sin el trueno de la las voces unidas en el Latino? La grada también influye. Forma parte de la actitud con que encaran los deportistas el reto que representa enfrentarse a la posibilidad de perder.
Perder… Esta pudiera ser, también, una palabra para pensar. Porque en medio de todo argumento, aparece también la filosofía del deporte. Creemos que los atributos físicos y la pericia para determinada actividad lo son todo. Y no. Quien quiera comprobarlo, que dé atrás al video y observe bien la cara de Mbappé. Por cierto, ¿irá al Madrid la próxima temporada?