Acuse de recibo
«Recurro a esta redacción para expresar mi inconformidad y la de los vecinos por la infructuosa gestión de Aguas de La Habana, para solucionar la reparación de los conductos de alcantarillado que provocan el desborde de las aguas albañales en dos edificios de cinco plantas y viviendas aledañas», afirma Virginia Fung Lay, desde Edificio 31 003, apto. 11, calle 161, entre 310 y 314, en Valle Grande, municipio habanero de La Lisa.
Refiere que el agosto de 2023 Aguas de La Habana realizó allí una reparación, mediante la cual sustituyó una parte de la tubería del registro del alcantarillado de la calle, al cual descargan las aguas de los edificios. Y ya, se han vuelto a presentar tupiciones y roturas, ya que las tuberías cambiadas son insuficientes para los volúmenes de descarga de aguas albañales de los dos edificios y otras viviendas.
Precisa que los registros o fosas de cada edificio mantienen en el fondo casi la mitad de sedimentos acumulados que causan, además, el desbordamiento de las fosas al interior de las viviendas por los tragantes de las plantas bajas.
Y Virginia va al origen o raíz: El trabajo aquel de agosto de 2023 fue insuficiente. Las tuberías que instalaron debieron de ser de mayor diámetro.
Aguas de La Habana, señala, debe realizar una limpieza de los registros mediante un camión de extracción. Pero no lo ha hecho.
Ella ha acudido al Gobierno y al Partido en el municipio, y a la Dirección municipal de Higiene y Epidemiología, que dictamina las medidas y regulaciones sobre el vertimiento de desechos de animales de corral, que es una de las causas de las graves tupiciones.
«Seguimos con el mismo problema, afirma. El considerable volumen de aguas albañales que descargan 40 apartamentos de cada edificio se desborda en los traspatios, anegando el área contigua a la cisterna, lo que representa un riesgo inminente y grave de contaminación de agua potable, que conduciría al sellaje y prohibición del agua», concluye.
Bárbara M. Planchat (Herrera 261, entre Reforma y Guanabacoa, 10 de Octubre, La Habana) alerta con pena sobre la precaria situación en que está viviendo Domingo Guzmán Ruiz Hernández, un anciano de 83 años que reside en Concepción 825, entre 16 y Línea, en Lawton, del propio municipio.
Señala que el veterano tiene una situación compleja, aunque no explica si vive solo o tiene familiares que deben asumir sus deberes antes que todo.
Manifiesta Bárbara que un vecino solidario le pudo llevar electricidad para que prenda al menos un bombillo. Tiene el refrigerador y el televisor rotos, sin posibilidad de costear esas reparaciones. Y no tiene medicamentos para sus dolores y padecimientos.
Lo ha dado todo por la Revolución, indica Bárbara. Lo visitó un compañero de la Asociación de Combatientes, pero nada se ha resuelto. Lo que tiene para comer no puede refrigerarlo. Es militante del Partido, fundador, y no abandona sus filas.
Pasa trabajo para acceder al agua. Tiene filtración en todo el apartamento. Le cayó en la espalda un pedazo de placa del techo, Ya no le caben más penurias. Por favor, hay que hacer algo, concluye Bárbara.
Por lo que cuenta la remitente, todo parece indicar que los trabajadores sociales y otros factores de prevención en el barrio y la localidad, que deben sensibilizarse con su situación, no lo han hecho.