Acuse de recibo
Como presidenta del Consejo de vecinos del edificio de 12 plantas, sito en calle 3ra., No. 446, entre 4 y 6, en el municipio de Plaza de la Revolución, María de los Ángeles Odelín Santos denuncia la crítica situación con los ascensores que sufren los más de mil habitantes de ese inmueble, muchos de ellos personas de la tercera edad.
Refiere María de los Ángeles que el Consejo de vecinos de ese inmueble ha sido alertado por la dirección de la empresa Unisa de la posibilidad real de que el único ascensor que les brinda servicio sea paralizado, ante el peligro que conlleva una hendidura que presenta el piso de este.
«Si bien desde el punto de vista técnico tal decisión puede ser la adecuada, en virtud de la protección de la vida de las personas, manifiesta, no es menos cierto que el dejar fuera de servicio el único ascensor con el que contamos nos crea una situación en extremo crítica e insostenible».
Por otra parte, señala, tal situación tiene como agravante la ausencia de un encargado en ese edificio, plaza que no ha podido ser ocupada por ningún interesado, debido al bajo salario que reporta.
El otro elemento que empeora el cuadro, indica, es que el directivo de Unisa que atendió el reclamo les planteó que lo que necesita el ascensor de marras es un cambio de la plancha del piso; pero la Dirección Municipal de la Vivienda no tiene dinero para pagar el trabajo que se requiere en tal sentido.
Y el otro ascensor del edificio, señala María de los Ángeles, se pierde en el recuerdo colectivo los meses que han transcurrido desde la última vez que funcionó, pues los técnicos correspondientes les explicaron que no tienen la pieza para sustituir la dañada.
«Todos sabemos de la situación que tiene el país en la actualidad, afirma ella. Pero ante la crisis real que enfrentamos, ¿qué hacemos?, ¿adónde ir con este problema social?».
Desde el reparto Guiteras, en el municipio capitalino de La Habana del Este, Eduardo R. Arias Polo demanda atención a un serio problema que afecta a los vecinos de los edificios 6A y 5A, en calle 90, entre 11 C y 13.
Se trata de un vertimiento de aguas albañales que perdura por más de dos años, y afecta también al consultorio No. 4 de la zona.
Refiere el remitente que hasta la fecha han sido infructuosas las gestiones al respecto por la médico de la familia en las diferentes instancias recurridas: policlínico Wilfredo Santana Ribas, delegado del Poder Popular, consejo popular y gobierno municipal.
«La solución, precisa, se ve obstaculizada por falta de recursos. Y la Dirección Municipal de Salud optó por clausurar el consultorio y trasladar sus servicios a otro sitio. Esta situación claramente es una amenaza a la salud pública en cuanto se han reportado enfermedades en el sitio», concluye.
Por cierto, son frecuentes en esta columna las denuncias de vertimientos de aguas albañales en distintas zonas del reparto Guiteras. Y lo que más me llama la atención de las dos quejas reveladas hoy es la incapacidad manifiesta de solucionar detalles que no requieren inversiones costosas. ¿Es tan imposible resolver un vertimiento de aguas albañales y sustituir la plancha del piso de un ascensor?
¿Si la Dirección Municipal de la Vivienda no tiene dinero, no hay otra alternativa en este caso?