Acuse de recibo
Flavia Labañino Morales cuenta desde Santiago de Cuba que su hija Liliana Alonso Labañino, el esposo y el hijo de ambos, de nueve años, viven bajo el riesgo de un derrumbe más en Trinidad No. 305, entre Corona y San Fermín, en esa ciudad. Y añade que, como su hija es gestante y está ingresada en un hogar materno, ella cuida al nieto en esa vivienda, que el pasado viernes 8 de diciembre sufrió el derrumbe del local de la Logia, que ocupa la planta superior. Los escombros cayeron frente a la puerta de su hija, en la acera.
«Es un peligro para nuestras vidas y para las personas que transitan por la acera, si se repite, señala. Comuniqué lo ocurrido por vía telefónica a la Defensa Civil, al puesto de mando del Partido en la provincia, al representante de la Logia en la ciudad, al puesto de mando de los Bomberos y al presidente del Gobierno, que me informó que el sábado 9 de diciembre me visitaría un funcionario de la Vivienda».
Y ese sábado nadie la visitó, a pesar de sus mensajes.
Recuenta que el 28 de mayo de 2023 fue el primer derrumbe del techo de la Logia, que afectó las dos viviendas de la planta baja, asunto conocido por todas las autoridades. El 9 de junio de 2023, una comisión de varias instituciones visitó las dos viviendas afectadas.
«Y hasta la fecha, dice, no se ha tomado una medida ni se ha realizado ninguna acción para mitigar los riesgos ni evitar el peligro para las vidas humanas que ocasiona el deterioro del inmueble que ocupa la Logia».
Advierte que todo se agrava con las lluvias. Derrumbado el techo de la Logia, el agua se filtra a ambas viviendas y ha provocado daños estructurales, lo que se documenta en dictamen técnico de arquitectos de la comunidad.
«Estoy desesperada, dice. Todos conocen el problema y no hay acción para solucionarlo», concluye.
El pasado 28 de noviembre, desde Calle 25 No. 501, entre H e I, municipio habanero de Plaza de la Revolución, Silvia Gutiérrez contó que hacía más de tres meses los vecinos sufrían aguas albañales procedentes del hospital Calixto García.
No era la primera vez que Silvia denunciaba incursiones de aguas albañales provenientes del Calixto García. El 14 de septiembre de 2006 reveló que hacía mucho tiempo se escurrían esas aguas sucias desde el vecino hospital, y lo habían alertado a la dirección de ese centro.
El 1ro. de octubre de 2006, Aguas de La Habana respondía aquí que en recorrido conjunto con directivos del Calixto por áreas del hospital se acordó una serie de trabajos de desobstrucción de las redes principales de alcantarillado de ese centro, la reparación de la tubería del área de la sala de Terapia y la de algunos de los registros. Pero con el concepto de apoyo, pues los problemas eran internos del centro, y Aguas..., cuya responsabilidad son las redes exteriores de la ciudad, colaboraría para la solución.
Entonces Aguas... hizo sus trabajos, y quedaron pendientes otros, responsabilidad del hospital, sin los cuales no se evitarían nuevas obstrucciones, como la más reciente.
Al respecto, ahora responde Adriana Batista Lara, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que esta vez «el vertimiento lo provocaba una obstrucción existente en el interior del hospital, y las aguas albañales corrían hacia el exterior de este».
Acota que, en visita de inspección por la funcionaria del Centro de Incidencia de los Servicios que atiende el municipio por Aguas…, se comprobó que ya estaba solucionada la obstrucción por gestión de la dirección del hospital. La solución no procedía por Aguas…, por tratarse de un problema interior del inmueble. No obstante, la Brigada de la Base de Saneamiento Centro de esta última entidad trabajó hasta el límite de propiedad, colaborando en la eliminación del vertimiento, termina.