Acuse de recibo
El pasado 27 de octubre reseñé la carta de Lázaro Daniel Morejón Verdecia, desde Capricho 7710, entre Contratas y Manzano, barrio René Fraga, de la ciudad de Matanzas, quien denunciaba discriminación laboral por tener tatuajes.
Refería que laboró casi diez años en el grupo hotelero Gaviota, cinco de ellos como chef, avalado por títulos de la Casa del Chef y del propio grupo Gaviota, que capacitó a maestros cocineros. Y hacía casi un año había salido de esa cadena hotelera.
Decía que ahora ha sido un calvario volver a emplearse en esa profesión, a pesar de que el polo turístico de Varadero actualmente necesita fuerza de trabajo, incluidos cocineros, según ha conocido. Revelaba que intentó retornar a cadenas como Cubanacán e Islazul, pero fue rechazado múltiples veces, aun teniendo esas entidades necesidad de personal con experiencia. Y el motivo esgrimido era que sus títulos no eran válidos, pues solo aprueban a los graduados de Formatur, aunque no tengan ni un día de experiencia frente a un fogón.
Pero intentó matricularse en Formatur, pues aún está en el rango de edad que exigen. Y una vez más fue rechazado. ¿Motivo? Tatuajes visibles que lleva en su piel.
«Personalmente lo veo como acto de discriminación, decía. Tantos años de experiencia y de amor a ese trabajo no me sirven, y me veo obligado a buscar otra profesión. ¿Por qué?».
Responde Nastia Valdés López, delegada del Ministro del Turismo en Matanzas, que «en el Centro de Capacitación para el turismo, Formatur, no existen inconvenientes para matricular por tener tatuajes». Añade que «hay actualmente estudiantes con ese arte corporal, así como trabajadores laborando en el sector. Referente a Empleatur, tampoco existen inconvenientes para contratar a personas con tatuajes, una vez egresadas del Centro de Capacitación».
Precisa que en la entrevista con Lázaro Daniel, el 14 de noviembre, «él mismo nos planteó que en momento alguno emitió una carta de denuncia o queja a la prensa; nos informa que lo comentó con un amigo y no pensó que llegara tan lejos».
E indica que Lázaro Daniel contó en la entrevista que al salir de Gaviota se dirigió a Palmares, pero no le gustó como se trabajaba allí. Y al acudir a la agencia empleadora no vio información que orientara a los visitantes, sin que acudiera a alguno de los funcionarios que laboran allí para ser orientado, o plantear sus inquietudes.
«Luego de ser informado en la propia entrevista por las directoras de Formatur y Empleatur de que no existen impedimentos para ser capacitado y empleado en nuestras entidades del sistema Mintur, afirma, y de explicarle los pasos a seguir para el proceso de inscripción en nuestra bolsa, y su formación como personal inscripto, reconoció el compañero que no conocía esto».
Acota que, una vez asesorado Lázaro Daniel de los pasos a seguir y documentos a presentar, se le propuso ingresar a un curso de cocina en Formatur, así como transitar por la formación piramidal para trabajadores luego de inscribirse en la Agencia.
El entrevistado estuvo de acuerdo con las propuestas, señala. Y se acordó que el 17 de noviembre debía presentarse en la agencia empleadora con todos los documentos orientados para su inscripción, y acudir el 20 de noviembre a la escuela de Formatur, a fin de entregar la documentación orientada para iniciar su capacitación.
«Y el compañero, añade, mostró su satisfacción por la atención brindada por la comisión que presidió la Subdelegada del Ministro de Turismo en la provincia».
Agradezco la esclarecedora respuesta, y aclaro que conservo la carta digital recibida en nuestra redacción, desde el correo lazdan1990@gmail.com, la cual es prueba de que no inventamos nada que no estuviera dicho en esta. Si Lázaro Daniel niega la autoría de esa carta debía preocuparse por investigar y aclarar la irresponsabilidad de ese «amigo» que usurpó su identidad, y convencernos de que él no la escribió.
Incluso, la respuesta del Mintur, basada en las propias declaraciones de Lázaro Daniel en la entrevista, revela que hubo en la carta a esta sección inexactitudes y suposiciones sin una base real y comprobada.
Esta columna trabaja con principios éticos, y revela los casos aquí a partir de una confianza a priori en el lector que nos escribe, confianza que no merece ser burlada. Y, de comprobarse que nos engañaron, no nos tiembla la mano para decirlo.