Acuse de recibo
El pasado 22 de septiembre, y desde El Alto de los Ángeles, en Banes, provincia de Holguín, Dixan Arias Grass reveló aquí que su padre, productor de ganado menor asociado a la cooperativa de créditos y servicios Tony Alomá, de ese municipio, aún esperaba por el pago de una venta que le hizo el 20 de junio de este año a Ganado Menor de Holguín, de aproximadamente 105 000 pesos.
«Esto es siempre cada vez que se les vende. Y es de conocimiento por la Delegación Municipal de la Agricultura. Aún no tenemos respuesta», manifestaba Dixan. Un asunto que de vez en cuando aflora aquí desde distintos clamores campesinos. Un tropiezo lamentablemente dañino en medio de tantas carencias alimentarias, y criticado severamente por el Gobierno cubano.
Al respecto, responde Edgar Garcés Pupo, delegado provincial de la Agricultura en Holguín, que para atender ese caso se creó una comisión integrada por Yolanda Ramírez Rodríguez, Odalis López Rojas y Yolanda Medina Ricardo; jefa del Departamento Económico, y especialistas en Gestiones Económicas, respectivamente (no lo expresa, pero supongo que de la Delegación Provincial).
Refiere que en las investigaciones realizadas se comprobó que ciertamente el papá de Dixan realizó el 20 de junio la venta de ovinos a la UEB Ganado Menor Holguín. Y esta, por no tener liquidez, no había pagado el importe total al productor.
Explica que tal situación estuvo dada por la no presentación del crédito de comercialización al banco, el que fue presentado el 21 de octubre y aprobado el 28 de este mes. Y el 30 de octubre la UEB Ganado Menor Holguín realizaría los trámites correspondientes para efectuar el pago al campesino en el transcurso de esta semana.
Agradezco al final la respuesta, suponiendo que ya se haya hecho, aunque tardía, justicia con el campesino. Pero lo más preocupante es que se siga contratando compras a un productor cuando la entidad estatal no tiene liquidez.
Muy respetable es el fruto del trabajo de ese hombre, quien no tiene por qué entender que la UEB no tenga dinero, ni que no se haya presentado el crédito de comercialización al banco hasta el 21 de octubre.
Gracias a que Dixan alertó en su carta sobre lo que sucedía a su padre, y que también fuera revelado públicamente aquí, es que de manera rápida se cumpliera lo que desde antes debió hacerse. De no haber sido así, ¿hasta cuándo tendría que esperar ese campesino por lo que le pertenece?
Eduardo Arias Polo escribe desde el edificio 6ta., apto 36, en Bahía, municipio capitalino de La Habana del Este, para contar que en ese reparto había una oficina del registro de consumidores (Oficoda) que fue clausurada por problemas constructivos, y quedó pendiente de reparación. Sí, pendiente… no se sabe hasta cuándo.
Entonces dicha oficina se trasladó «temporalmente» para la localidad de Camilo Cienfuegos, varios kilómetros distantes de Bahía. Pero pasó el tiempo y ya quedó allí. Y la oficina de Bahía resulta que fue convertida en una vivienda.
«Personas que recaban de esos servicios, muchas de la tercera edad, como yo, que soy impedido físico y vivo solo, nos vemos obligados a desplazarnos pasando mucho trabajo y con los graves problemas de transporte, para cualquier trámite de los constantes que se hacen relativos a la libreta de abastecimiento y dietas, entre otros.
«¿Cómo es posible que se haya tomado tan liviana decisión, perjudicando así a las personas más vulnerables sin tener en cuenta sus necesidades especificas? No estoy en contra de resolver problemas de vivienda, pero con análisis y soluciones cuidadosas», concluye.