Acuse de recibo
Armando Osuna Canas (Kiev, No. 70, reparto Los Rusos, Majagua, Ciego de Ávila) cuenta que su hijo tiene una inmunodeficiencia celular, asociada a una malnutrición proteico-energética. Y depende en varias ocasiones de largos tratamientos con inyecciones de Biomodulina T, Gammaglobulina, factor de transferencia y otras. Tratamientos muy costosos.
Y lo precisa porque está muy preocupado con los altos precios de las dietas médicas para ese tipo de pacientes. Acaba de comprar la vianda de dietas, y ocho libras de malanga le costaron 172,80 pesos.
«Increíblemente, manifiesta, el pollo más caro es el de dietas médicas: a 45 pesos la libra. ¿Qué beneficios puede hoy tener una dieta médica en este país, un logro de la Revolución que a lo largo de muchos años nos sirvió de mucha ayuda a quienes tenemos familiares con diferentes tipos de enfermedades, y la mayoría son jubilados o hijos de trabajadores que viven de su labor únicamente?
«Sabemos que los precios se han disparado por toda la situación existente y las carencias; pero es tema de la salud humana, y hay que tener otro tratamiento», concluye.
José Luis Montes de Oca Montano, profesor de Informática en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, sigue esperando que las aguas recobren su nivel allí donde vive, en Calle 67 No. 4604, Altos, entre las avenidas 46 y 48, en el barrio La Juanita de la Perla del Sur.
Refiere en su carta que en su cuadra están padeciendo de períodos de desabastecimiento de agua potable por la red que se mantienen por varios meses y hasta se repiten durante el mismo año varias veces. Actualmente, el servicio llega dos o tres veces a la semana. Algunas viviendas reciben poco del líquido después de una o dos horas de espera.
Durante ese tiempo, añade, hay vecinos que aprovechan para regar las aceras, lavar automóviles, motores y bicicletas, sin importarles que otros estén esperando para recibir el abasto. Y sin que se persone inspector alguno a regular el uso de esa agua que se recibe por la red.
Como resultado, solo unos pocos acopian algo de agua durante los «servicios» que ofrece Acueducto. El resto solo la recibe por carros cisternas (pipas) cada 13 o 17 días. «Siempre y cuando no se rompan los carros, haya combustible y no se interponga otro inconveniente», advierte.
Y este último servicio de las pipas llega al barrio sin previo aviso, lo mismo un día entre semana que un sábado o domingo. Sin hora para llegar. Se pasan hasta la noche abasteciendo al barrio.
«Al principio, puntualiza, era posible dialogar por teléfono con el Director adjunto provincial (59981672) o con la Directora municipal de Acueducto (52145052); pero ya estas personas no reciben llamadas de la población. Sus teléfonos siempre emiten algún mensaje de no disponibles», concluye el profesor.
Luis Gutiérrez Urdaneta (Avenida Ciudamar 18503, entre 1ra. y 3ra., reparto Ciudamar, San Miguel del Padrón, La Habana) refiere que en reciente comparecencia televisiva Eloy Álvarez Martínez, ministro de Industrias, informó que dentro de las limitadas posibilidades financieras, este año se destinarán recursos a la producción de un grupo de artículos de la industria electrónica.
«Lo que no planteó, dice, es cómo se va a encarar la necesidad de piezas de repuesto para televisores, ollas Reina y arroceras y refrigeradores vendidos en los últimos años. Esos repuestos solo son suministrados en «la calle» a precios astronómicos. Algo tan elemental como la junta de silicona de ollas Reina cuesta 600 pesos, y tiras de LED para televisores ATEC, 3 500 pesos. ¿Qué se propone ese Ministerio para suministrar repuestos de equipos ya existentes? ¿No es parte de la protección al consumidor?».