Acuse de recibo
Todavía hay que hacer una transformación en no pocos servicios de Cuba, de manera que sea el ciudadano el supremo y la razón de ser. Así, algunas instituciones dejarían de supeditar a aquel a la medida de sus tiempos, diseños y conveniencias. Entonces, habría menos disgustos y reclamaciones.
Una muestra elocuente es la historia que relata Arelys Portal Gutiérrez, residente en avenida Finlay, bloque 2, apartamento 18, en la localidad villaclareña de Sagua la Grande.
Arelys cuenta que en 2018 a su hija Roseliany Hernández Portal le robaron su celular. Por suerte para ella, la policía descubrió al culpable, quien fue procesado por los tribunales. Y como resultado, el comisor tenía la obligación de resarcir a la víctima, quien debía esperar, por que ese acto de justicia llegara mediante la Caja de Resarcimiento de Villa Clara.
La afectada esperó disciplinada y pacientemente. Y no fue hasta el presente febrero de 2021 que esa institución la llamó, para comunicarle que debía presentarse allí, en Santa Clara. Pero por la situación de aislamiento a causa de la pandemia de la Covid-19, ella no ha podido trasladarse hasta esa ciudad.
Y el 26 de febrero la volvieron a llamar desde la Caja de Resarcimiento, y Arelys les explicó que por las actuales circunstancias, se le hacía imposible salir del municipio, salvo casos excepcionalmente autorizados, previo análisis de la situación.
¿Y qué le respondieron? Que este lunes expira el cheque emitido desde la Caja de Resarcimiento nacional, en La Habana. Arelys cuestiona hasta qué punto en la instancia nacional de la Caja de Resarcimiento se tuvo en cuenta esta particular situación de aislamiento.
«Creo que una multa a Roseliany por incumplir lo establecido en tiempos de pandemia, seguramente sería mayor que lo que deben haber depositado», afirma la madre. «Decisiones así no deben promoverse, pues afectan a personas como mi hija, quien en estos momentos está dando un paso al frente pesquisando en el área de salud donde la ubicaron, a la espera de comenzar estudios de Enfermería», concluye.
Ciertas preocupaciones y dudas tiene Rogelio Ramón Saavedra Morales (calle 4 no. 23, entre calle 1 y avenida Máximo Gómez, Puerto Padre, Las Tunas), quien labora como chofer de un camión en la brigada constructora 1, Vivienda Norte, de la empresa de construcción y montaje de esa provincia.
Refiere él que en esa entidad no se les paga el horario irregular a los choferes que transportan el personal hacia las obras, aun cuando trabajan diariamente diez horas y algunos días más. Y les argumentan que el pago por ese horario irregular solo está aprobado para los vehículos ligeros, que transportan a los directivos.
Rogelio solo quiere saber si es lo que está establecido. Y si fuera así, por qué a trabajadores que igualmente laboran con horarios irregulares, no se les reconoce igual condición a la hora de los honorarios.
El Doctor en Ciencias Físicas y ex profesor de la Universidad de La Habana Arnaldo González Arias no se explica por qué, a tres años de la publicación de su libro Magnetismo cotidiano, orígenes y aplicaciones, aún no ha podido cobrar los derechos de autor.
«Fue impreso por la editorial Ciencia y Técnica en 2018, afirma, se vendió en las librerías en 2019 y fue presentado formalmente en la Feria del Libro de La Habana de 2020 en La Cabaña.
«Hoy, a unos tres años después de su publicación, y a pesar de múltiples gestiones, aún no he cobrado lo que me pertenece. Si el deudor fuera un cuentapropista, al menos recibiría una multa por impago, si no es que les retiraran la licencia», concluye.