Acuse de recibo
Como «la cadena de los errores» califiqué lo narrado aquí el 11 de diciembre de 2020 desde Santa Clara por Rafael Nieves Hidalgo, sobre un trámite presentado en la Dirección Municipal de Planificación Física por su esposa Emilia Maritza Santos en junio de 2016.
Precisaba que entonces ella entregó todos los documentos para actualizar la propiedad de la vivienda, tras una rehabilitación integral, con la esperanza de legalizarla en un tiempo prudencial.
Y en septiembre de 2017 tuvo que enmendar errores de nombres en una certificación de nacimiento. El 16 de agosto de 2019 se entrevistó con el director municipal de Planificación Física, porque entonces, cuando recogió los documentos, ¡todavía no habían arreglado los errores! Volvieron a recogerlos.
El 12 de diciembre de 2019 fue a la Notaría con los nombres ya corregidos, y tuvo que volver a entregar los papeles en Planificación Física, porque presentaban otros errores.
Volvió a la Notaría el 1ro. de diciembre de 2020… ¡y la viraron para Planificación Física, por problemas con la fecha del Habitable y la licencia de construcción. En Planificación Física le dijeron que estaban bien. Y al otro día, en la Notaría la volvieron a virar por estos problemas.
El 7 de diciembre fue de nuevo a Planificación Física y el técnico Danilo García Carballo le recogió los documentos. El 8, cuando volvió, Danilo le informó que habían puesto una nota aclaratoria en el Habitable. Finalmente, María del Carmen, la jefa de departamento, le comunicó que no podía hacer nada más: lo hecho fue lo que les orientó el director provincial.
En la Notaría reafirmaron que así no se podían aceptar los documentos, que se había hablado con Danilo por teléfono el día anterior y le dijeron que no se podía aceptar. Volvió Emilia a Planificación Física, y Danilo le dijo que no podía hacer nada más.
«En resumen, denunciaba, desde junio de 2016 hasta este 8 de diciembre de 2020, han peloteado a mi esposa. De Planificación Física a la Notaría hay más de dos kilómetros. Ella está jubilada por invalidez y tiene 62 años, y ha tenido que dar todas esas carreras».
Al respecto, el 11 de enero pasado recibí la respuesta de Osvaldo J. Fariñas Viera, director provincial de Planificación Física en Villa Clara; y de Manuel Lázaro Cárdenas y Rolando Cruz Cardoso, especialistas principales de la Oficina de Atención a la Población y del Departamento Jurídico de esa entidad, respectivamente.
Refieren que se revisó el caso por los especialistas del Departamento Jurídico, y se corroboró que la Dirección Municipal de Planificación Física (DMPF) de Santa Clara en diversas ocasiones cometió errores en el certificado de habitable y tuvo que emitir subsanaciones.
Añaden que ello «ha imposibilitado a Emilia Maritza Santos Cruz realizar su trámite notarial, lo que constituye violaciones en su tramitación, y justifica que dicho certificado de habitable sea cancelado y emitir uno nuevo, para que la cliente continúe su trámite de legalización».
Agradezco la respuesta, como siempre hago, por encima de cualquier insatisfacción. Pero me sorprende que se ciña apenas a confirmar las violaciones continuadas de la DMPF durante tanto tiempo, que tuvieron a esa señora en jaque, hasta que su esposo escribiera a esta sección y se publicara la historia de «La cadena de los errores».
Lo lamentable es que no se esclarece, con un análisis autocrítico y transparente, el porqué de tanta ineficacia en la DMPF, ni qué medidas se adoptaron con los responsables de un servicio tan mediocre, al punto de declarar que «no se podía hacer nada más». Así no se puede avanzar.