Acuse de recibo
Precisamente porque la leche de dieta va a continuar subsidiada en su precio para beneficio de las personas que la requieren por su padecimiento, es imperdonable lo que narra Estrella Sánchez Remón, desde Calle 3ra. no. 53, entre B y E, reparto 2 de Diciembre, en el municipio granmense de Yara.
Por su cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, hiperlipidemia e hipercolesterolemia, Estrella recibe esa dieta médica, que últimamente tiene graves problemas presenciales allí en su localidad.
En noviembre, refiere, de diez litros apenas recibió tres. Los días dos y cinco le vendieron leche fluida, y el ocho, leche en polvo por ese día. Después, tardaron 21 días, pues la escasa leche que traían los ganaderos no alcanzaba.
El sábado 14 de noviembre Estrella llamó por teléfono al Puesto de Mando del Gobierno, y allí le comunicaron que debía llamar al Coordinador de las tareas de Distribución. Lo hizo, pero no respondió nadie.
De inmediato, llamó al Comité Municipal del Partido, y le transmitió la queja al funcionario Juan Luis. Este le respondió que investigarían, pues la miembro del Buró que atiende los Servicios estaba enferma. Y que el lunes 16 le daría respuesta.
Ese día se lo informó a Dagnelis García, funcionaria del Partido. El miércoles 18 habló por teléfono con Alexander, coordinador de las tareas de Distribución del gobierno municipal. Y este le explicó que estaba esperando respuesta de Areskis, el coordinador homólogo del Gobierno provincial, quien en ese momento estaba reunido, pues se le debían mil o más litros de leche de dieta a Yara, y los pensaban pagar del Lácteo de Manzanillo.
El 1ro. de diciembre Estrella habló por teléfono con Orlenis, funcionario de la oficina de Alexander, coordinador de las tareas de Distribución del Gobierno Municipal. Le dio la queja y este le dijo que esperara que Alexander entrara, porque él no sabía cómo se iba a proceder con eso.
El 2 de diciembre ella volvió a llamar a la oficina de Alexander. Y la secretaria, Ana María, le explicó que se estaban haciendo todas las gestiones habidas y por haber; que se debían como 3 000 litros y el Lácteo no acababa de dar respuesta. Ese mismo día, Estrella llamó por teléfono a la compañera Mayelín, de Atención a la Población en el Partido Municipal. Le explicó que hacía 21 días le debían siete litros de leche, y nadie le daba respuesta. La funcionaria le solicitó que la dejara investigar con Comercio y con Alexander, quien estaba fuera del municipio. Que al siguiente día me llamaría.
Al otro día Mayelín la llamó y le dijo que el Lácteo de Manzanillo iba a asumir la deuda. Y que a partir del 4 de diciembre empezarían a enviar cierta cantidad en una pipa para todas las bodegas. «En la bodega que yo compro, manifiesta, vendieron tres litros por dieta el 6 de diciembre, y los tres litros restantes no los van a pagar.
«Soy revolucionaria, estoy preparada política e ideológicamente y por Cuba doy mi vida si fuera necesario. Conozco las limitaciones que nos impone el bloqueo, pero, ¿dónde está la protección al consumidor? ¿Quiero yo estar enferma?», concluye.
Precisamente por la gravedad de los hechos ante un derecho que el Estado concede a personas enfermas, es que cabe la pena preguntarse: ¿Esa leche no está conveniada en un contrato? ¿Quién incumplió? ¿Por qué demoró en reponerse? ¿Por qué la reposición no fue completa?