Acuse de recibo
El pasado 7 de mayo, y desde Alto Songo, en el municipio santiaguero de Songo La Maya, Leonel Boligán Castillo denunció aquí las dificultades enfrentadas para solucionar algo tan peligroso como el colapso de la fosa de su casa, en plena epidemia del coronavirus.
Leonel, jubilado de 67 años y paciente de Oncología con otros padecimientos, entre ellos la limitación de locomoción en su pierna derecha, contaba que se vio precisado a habilitar una vieja e inadecuada letrina, a la cual no podían acceder ni su nieta ni su suegro con 92 años.
El 2 de abril, refería, Leonel fue a la oficina de Acueducto municipal a realizar el contrato y pago del servicio de fosa, con el número de folio 206. Y le dijeron que por problemas de combustible el carro llegaría el lunes 6 de abril. Pero no llegó. Y después de varias llamadas a diferentes instancias, el 17 de abril le enviaron un carro con problemas, que no pudo resolver el problema.
El chofer del equipo le comentó que si le daban otro camión, parado porque el chofer tiene más de 60 años, él solucionaría el asunto. Leonel llamó al responsable de esos carros, quien le dijo que el segundo camión no tenía batería. Entonces fue a ver a su delegada del Poder Popular. Y a ella le prometieron resolver el asunto inmediatamente. No fue así.
Llamó a Comunales también, y el martes 21 dio con Atención a la Población del Gobierno municipal. Allí le informaron que el responsable de Comunales se comprometió a resolver el fin semana. Tampoco fue así.
El 29 de abril volvió a ver a la delegada de su circunscripción. Contactó con la Jefa de Acueducto, quien respondió que enviaría el carro con problemas para que aliviara en algo la fosa.
«Hoy, 5 de mayo, nos encontramos en la misma situación», concluía Leonel.
Al respecto, responde Niurbis Ortiz García, intendente del Gobierno Municipal de Songo La Maya, que, ciertamente, se envió el carro especializado el día 17 de abril. Como la fosa está al fondo de la vivienda, el trabajo debía ser por dentro de la casa. La fosa está a 20 metros de distancia aproximadamente, y a una diferencia de nivel de dos metros. Y por la característica del depresor con que cuenta el carro especializado, no puede realizar la limpieza.
Añade que se coordinó con la Dirección Provincial de Aguas Turquino, y se le solicitó un carro con un depresor más grande, perteneciente a la UEB del municipio San Luis. Y el 8 de mayo se limpió la fosa. Y declara el caso: «con razón en parte, conforme y solucionado».
Agradezco que la limpieza de la fosa se hiciera tan ágilmente el 8 de mayo, al igual que el envío de la respuesta. Hubiéramos preferido que todo se solucionara sin necesidad de que Leonel nos escribiera y esta columna lo publicara.
El rápido desenlace pos publicación demostró que sí se podía. Más allá de las dificultades objetivas planteadas, y si ya el 17 de abril se comprobó que el carro no podía realizar la limpieza, ¿por qué le prometieron a la delegada de la circunscripción que se resolvería inmediatamente y no se hizo? ¿Por qué Comunales prometió también y no hizo, sabiéndolo el Gobierno municipal? ¿Por qué el 5 de mayo, cuando me escribió Leonel, la fosa seguía colapsada?
En la respuesta del intendente no se argumenta por qué le confieren solo «la razón en parte» a la queja de Leonel, que contó la pura realidad. Y la vida le dio «la razón totalmente» cuando, después de revelado el asunto, sí se solucionó.
Esperamos que el feliz desenlace de esta historia, y la agilidad y acometividad desatadas a raíz de la publicación del caso, puedan entronizarse como estilo de la gestión pública en el municipio Songo La Maya y en todo el país. Así como reaccionaron al final, así como también los tiempos de la COVID-19 están influyendo en muchas soluciones, así debe perfeccionarse la atención a cualquier queja ciudadana.