Acuse de recibo
El 7 de junio de 2018, la doctora Norma Amaro Santos (Ayestarán 618, entre 3ra. y San Pedro, Cerro, La Habana) denunciaba aquí, en nombre de sus vecinos, el daño que provocaba en el vecindario el contiguo almacén 102 de la ECAL 2.
Refería que allí se guardaban materiales de construcción, y casi todos los días arribaba el cemento a granel en tanques, y se vaciaba en otros depósitos con unas mangueras. Ello desprendía una nube de polvo de cemento por todo el barrio, en dependencia de para donde soplara el viento.
«Lo estamos aspirando los vecinos, con un gran daño para nuestra salud», expresaba, al tiempo que precisaba que esa situación contaminante llevaba ya alrededor de un año, en una zona donde conviven niños, adultos mayores, asmáticos... Y se quejaron a las autoridades locales sin resultado alguno.
«¿Por qué no se ha trasladado dicho almacén para otro espacio alejado de las zonas residenciales?», concluía.
Pues vuelve Norma a escribir para relatar que, si bien entonces se logró que trasladaran el almacenamiento de cemento a un sitio alejado supuestamente de áreas urbanas, en días pasados comenzó de nuevo la tragedia.
«En esta semana pasada, señala, ya han descargado entre jueves y viernes tres rastras con enormes silos de cemento, y han llenado nuestras casas de polvo y han afectado nuestra salud. Ya no sabemos qué hacer para que tengan que dar una respuesta por tanto maltrato a nuestra salud», concluye.
Elsa Aldama Gamboa (Carretera de Santa Cruz del Sur, Km. 55, Jagua no. 3, Camagüey) narra en su carta el problema que sufren hace más de 30 años los vecinos de esa comunidad con el agua, al extremo de pasarse más de 15 días sin recibir el líquido.
A pesar de que es el planteamiento perenne de los pobladores en las asambleas de rendición de cuenta del delegado, no han recibido ni siquiera una explicación por parte de las autoridades competentes.
Sin embargo, dice, a solo tres kilómetros está la comunidad Jesús Suárez Gayol, que se abastece del bombeo de La Punta. «El agua se pierde de allí a Los Coquitos, sin tener referencia de que exista alguna avería», explica.
Ellos pagan el agua y no la reciben. Consumen la de cualquier pozo que aparezca, sin saber si es consumible. Los centros escolares allí pierden una sesión de clases cada vez que hay una crisis de agua, por lo general bastante prolongada.
«Los vecinos de Jagua 3 esperamos que nos ayuden a buscar la solución definitiva», expresa Elsa.
Juan Domínguez Hernández aguarda por una respuesta por parte del Expreso por Ferrocarriles, allá en su hogar, en finca La Ganadera, en Vía Blanca, kilómetro 4, en Versalles, en la ciudad de Matanzas.
Relata que el 9 de julio de 2019 impuso un paquete, que contenía herramientas, en la propia Matanzas por expreso ferroviario, con destino a sí mismo en Santiago de Cuba, envío que debía recoger él en esta última ciudad. Le entregaron el comprobante 746 Serie A8916.
Juan confiesa que ha ido decenas de veces al Expreso en Santiago y el paquete no ha llegado. En el Expreso en Matanzas, cuando ha reclamado, le dicen que la casilla donde iba el paquete salió para Santiago, pero lo que sucede es que como no hay locomotora para el Expreso mandan las casillas en otro tren.
«¿Dónde está mi paquete? De esto hace ya más de seis meses y no se sabe dónde está. ¿Quién me paga por el contenido que llevaba?», pregunta Juan.
Ayme Fernández Meriño (calle Pablo Escobar, No. 62, en P. Sarría y Mariana Grajales, reparto La Victoria, Las Tunas) fue operada de un tumor en el estómago en el hospital Ernesto Che Guevara, de su ciudad, y quiere agradecer al equipo médico que le salvó la vida.
Según cuenta Ayme, a pesar del riesgo de la intervención quirúrgica, la entrega y profesionalidad de los médicos hicieron posible que todo fuera un éxito. «Gracias por tanto amor y dedicación, y que se mantengan trabajando con esa pasión y desinterés con los pacientes. No tengo palabras para decir lo que siento. Estoy recuperada», concluye.