Acuse de recibo
Desde el complejo agroindustrial (CAI) Mariana Grajales, en el municipio villaclareño de Cifuentes, me han llegado dos cartas que levantan el ánimo y la esperanza, entre tantos problemas que se reciben en esta columna.
La primera es de Luis Cairó Sosa, quien confiesa que hace unos días fue al Comité Municipal del Partido en Cifuentes a las ocho de la mañana, y le solicitó una entrevista a la primera secretaria para plantearle una situación que tenía. Así de súbita e inesperada fue la petición.
Y la dirigente política le respondió: «Tengo una reunión, pero la suspenderé brevemente para atenderlo».
Luis no salía de su asombro: «Me parecía estar en el planeta Marte. La burocracia por la que había atravesado en 56 años desaparecía. Estaba frente a una dirigente modesta, sencilla y fuerte en la respuesta».
Treinta minutos después de la entrevista con Luis, lo despidió con estas palabras: «Regrese tranquilo. Visitaré el lugar». Y la visita se cumplió. El problema de larga data fue solucionado.
Ese mismo día, a las ocho de la noche, Luis visitó a la vicepresidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular y a la presidenta del Consejo Popular. Lo recibieron con una sonrisa, y lo apoyaron.
«Quien atravesó durante años por maltratos, se sorprendía. Porque antes muchas veces daban turnos para despachos que nunca se daban. Y soluciones en muchos casos inadecuadas.
La segunda misiva del CAI Mariana Grajales la remite Reynaldo Peralta Rabelo, un convencido de que «los hechos relevantes de personas con ética, dedicación y profesionalidad, no se deben obviar».
Y cuenta la historia del joven doctor Edubardo Mont, especialista en Angiología del hospital 9 de Abril, de Sagua la Grande, y su eficiente equipo en la Sala C de dicha institución de salud.
«Pacientes de todos los municipios aledaños, subraya, vigilan el horario de este profesional con los enfermos en el hospital, para atenderse con él, quien siempre con una sonrisa los lleva al tratamiento».
Señala que en su estancia como paciente escuchaba elogiosas opiniones de los estudiantes de Medicina, como la siguiente, que cita textualmente: «el profesor Edubardo dice que un médico debe siempre llevar sus equipos de trabajo: en el ómnibus, en el hogar, en toda su vida cotidiana. Y siempre estar presto a dar auxilio».
Refiere Reynaldo que a pesar de sus problemas personales, por la carencia de una vivienda, el doctor Edubardo siempre tiene una sonrisa y esperanza para el paciente. Y les realiza las curas personalmente a sus enfermos.
Y cita textualmente otra frase del galeno: «Yo no puedo dormir tranquilo cuando una persona sufre un dolor. Me levanto y salgo, a cualquier hora…».
Como «un salidero tiene que inquietar a todo el mundo», según palabras recientes del presidente Miguel Díaz-Canel en el Balance Anual del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Félix Navarrete Salas (Edificio F, no. 17, apto. 6, Distrito José Martí, Santiago de Cuba) da cuenta de uno de esos vertimientos en su ciudad.
«El pasado 22 de febrero en horas de la noche, afirma, una vez más se rompió una llave reguladora de una acometida de agua, en el registro sito en la populosa Avenida de las Américas, a unos 20 o 30 metros de la Avenida Patricio Lumumba, en el reparto Jiménez».
Y por la envergadura de esa red, añade, se derramaron cientos de miles de litros de agua, «cosa que viene sucediendo cada cierto tiempo», y cuya única explicación «es la falta de calidad en los trabajos continuos de reparación que se han hecho», concluye.