Acuse de recibo
Milagros Íñigo Pérez (Edificio 9, apto. 4, calle Novena, entre A y República, reparto Díaz Pardo, Ciego de Ávila) lanza un S.O.S. por el agua, en nombre de los médicos que residen en ese inmueble y en el 11 y el 12 contiguos.
Relata ella que los residentes en esos apartamentos cumplieron misiones de colaboración en la República de Venezuela desde 2003, y el Estado les construyó y vendió las viviendas prometidas, luego de una larga espera.
Pero les entregaron los habitables sin agua. «Hace cinco años que estamos en esta agonía. En vez de un premio, lo que recibimos fue una larga y agobiante condena», afirma, y añade que les envían una pipa de agua, dos veces y hasta una en la semana, para un edificio de ocho apartamentos como el suyo; «eso llamando y llamando de teléfonos que no tenemos, porque los prometieron y jamás los han instalado».
Refiere que, según les dicen, no hay combustible o están rotas las pipas. Y tienen que trasladarse a casas de amigos a lavar, cocinar y asearse «pues hay que seguir trabajando, y los pacientes no tienen la culpa». El problema, dice, es de conocimiento de Acueducto y del gobierno en Ciego, pero «aquí no da la cara nadie».
Detrás de la seducción que concita el Valle de los Ingenios, la torre Iznaga y otras reliquias históricas y turísticas, palpita la Cuba profunda, en la sequedad de agua y de soluciones para los residentes del pobladito de Manaca Iznaga, en el municipio de Trinidad.
Denuncia Lisbey Suárez, residente en esa comunidad, que allí tradicionalmente se han abastecido de un pozo cercano, cuya agua es bombeada por una turbina. Pero hace más de dos años la turbina se rompió. Entonces se instaló otra que duró apenas dos meses.
En 2017 se informó en una reunión con representantes del gobierno provincial que la causa no era la turbina, sino el pozo, pero que no había presupuesto para la perforación de este. Que debían esperar al 2018 para la perforación.
«Aún sufrimos el desabastecimiento de agua, señala, y no tenemos respuesta. Supuestamente existe el carro pipa, pero en lo particular solo he recibido ese servicio una vez en todo este período. En ocasiones ese abastecimiento es vendido a diez CUC».
Hace unos dos meses, asegura Lisbey, el director provincial de Acueducto explicó, en un programa de radio de la periodista espirituana Elsa Ramos, que el problema de Manaca Iznaga era de turbina, y quedaría resuelto en pocos días. Pero hasta ahora no ha habido solución. Ante la tragedia, los pobladores han tenido que perforar pozos artesanales para consumir agua sin apenas ser testada y mucho menos tratada.
«He visto muchas personas de más de 60 años trasladarse a más de 500 metros para cargar agua de algún pozo artesanal. Necesitamos saber y tener una solución. Sin agua es muy difícil vivir», concluye Lisbey.
Si la Empresa de Saneamiento Básico de La Habana ha sido criticada aquí, hoy recibe felicitación de María Elena Trujillo, residente en Estela 26, entre Carlos y Justo, en Párraga, municipio capitalino de Arroyo Naranjo.
Cuenta ella que el pasado 1ro. de agosto fue a las oficinas de Saneamiento Básico en Mantilla, a reportar la fosa de su casa, que estaba vertiendo y necesitaba ser limpiada. Le atendió amablemente una empleada, quien le informó el procedimiento para la limpieza de residuales líquidos y sólidos antes de hacerle el contrato.
La empleada le explicó que había un solo camión para todo Arroyo Naranjo, pero teniendo en cuenta que la fosa estaba vertiendo y en la casa había niños pequeños, trataría de dar prioridad a su reporte, al cual había adjuntado el de su vecina.
El 9 de agosto el camión destinado al efecto realizó la limpieza de la fosa de su casa, así como la de su vecina. «Debo destacar la profesionalidad y amabilidad de los operarios que realizaron el trabajo. Quisiera que llegara mi agradecimiento a los compañeros de la Oficina de Saneamiento Básico de Mantilla, incluyendo a los operarios del camión destinado a la limpieza de las fosas, tanto por la prontitud en el servicio, como por el trato recibido», resalta.