Acuse de recibo
Fieles a la tradición de disfrutar sus vacaciones en el Campismo Popular, Ramón Fernández Medina (Callejas No. 27, entre Narciso López y Avellaneda) y 34 moronenses más nos escribieron para quejarse de la imposibilidad de hacer reservaciones desde su propio municipio, cosa que durante muchos años pudieron lograr. Su misiva vio la luz aquí el 24 de mayo de 2016.
La carpeta de reservaciones allí —argumentaban los remitentes— no solo beneficiaba a los residentes municipales, sino también a personas de toda la parte norte de la provincia, como Bolivia, Ciro Redondo, Chambas… Por tanto, el hecho de que ahora solo se pudiera reservar en la cabecera provincial de Ciego de Ávila, les parecía un contrasentido.
La respuesta de las instancias de Campismo en la provincia era que no existe local ni gestor de venta, evocaban los afectados.
Al respecto, el 16 de enero pasado llegó a nuestra redacción la respuesta de Irasema Arredondo León, directora de la Empresa Cubamar, quien reitera la inexistencia de un inmueble con las condiciones adecuadas para una carpeta de reservaciones en Morón. Estos requerimientos esencialmente implican seguridad, para evitar vulneraciones del control interno y posibles hechos delictivos, especifica Irasema.
«Como bien recordaba el cliente en su misiva, años atrás la venta se realizaba en locales provisionales, sobre todo en dependencias de la UJC adonde pertenecía el Campismo Popular; pero a raíz del cambio de subordinación, solo mantuvimos el local de Ciego de Ávila, que es el que realmente pertenece a nosotros», señala la ejecutiva.
Asimismo, manifiesta que se transmitió la demanda a la delegada del Mintur en el territorio, «para la búsqueda de un local y poder satisfacer la inquietud de los pobladores».
«Se efectuó la entrevista con el cliente por la jefa de Agencia de la provincia de Ciego de Ávila y se le explicaron las razones antes expuestas (…); quedó conforme con la respuesta brindada, aunque no satisfecho, ya que la razón de su misiva no tenía solución por el momento», sostiene la Directora.
Agradezco la misiva, a pesar de que arribara casi ocho meses después. Entiendo la necesidad de que el local de reservaciones que finalmente se gestione, tenga las características adecuadas; pero, al igual que los remitentes, se me hace difícil comprender que en todo un municipio cueste tanto trabajo obtener el espacio de marras, sobre todo cuando podrían trazarse alianzas con otras entidades estatales. No estamos hablando de montar una compleja fábrica, sino de un sencillo espacio municipal de ventas.
Desde Calle Martí No. 147, entre Cruz y Santa Lucía, en Guáimaro, Camagüey, escribe Dagoberto Caridad Mendoza Hernández, a nombre propio y de los vecinos de casas contiguas a la suya. Resulta que el sistema de acueducto y alcantarillado «nada más llega hasta la esquina de nuestra cuadra, o sea, a Martí esquina a Cruz. Ya en varias ocasiones hemos solicitado que nos conecten a dicha red y nos han planteado que no hay nivel para hacerlo. Yo me pregunto: ¿cómo en La Habana, Santa Clara y Santiago de Cuba hay este sistema y se encuentran llenos de lomas, mientras que este pueblo está enclavado en un valle, donde nos rodean dos lomas, pero bastante lejos de la ciudad?», reflexiona el remitente.
¿Qué pueden explicar al respecto las instituciones y autoridades pertinentes?