Acuse de recibo
El pasado 16 de septiembre, María Victoria González-Quevedo (calle 47 No. 1211, entre 36 y Lindero, Nuevo Vedado, La Habana) denunció en carta firmada por otros vecinos, que hacía dos meses, en el edificio 168, colindante con su casa, comenzó a verter aguas negras un registro.
La situación se reportó, añadía, y días después fue un camión cisterna de Saneamiento Básico. Dejó de brotar agua sucia y aparentemente se resolvió, ya que alivió la congestión en la acometida. Pero todo resurgió, porque en realidad la línea que conecta a la red de alcantarillado estaba averiada en su curso.
Cuando la lectora escribió, las aguas negras con residuos fecales y desechos de todo tipo se mantenían aliviando hacia las casas colindantes de la calle 47. Por gestión de un vecino, se volvió a dragar la conductora averiada. Pero bastó un día para que el manantial fétido y constante resurgiera y copara jardines y pasillos exteriores.
El delegado del Poder Popular había informado que lo tramitó con el Consejo de la Administración Municipal, y le respondieron que la brigada especializada que debe atender esa emergencia tenía muchos casos por resolver, y era una sola para todas las averías de ese tipo.
Al respecto, responden Raúl Reyes Miramón, director general de la Empresa de Saneamiento Básico de La Habana, y Tania Crespo Conde, especialista de Atención a la Población en esa entidad. Y lo hacen no en carta específica para esta sección, sino mediante copia de la enviada a propósito a Inés María Chapman Waugh, presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH).
La misiva informa que al día siguiente de la publicación, se presentó allí Dalia González Izquierdo, directora de la UEB Saneamiento Oeste, que da servicios en el municipio de Plaza de la Revolución. Y en el sitio se encontraban accionando camiones especializados del Minint, que llegaron por la intervención del general Rabeiro.
«De esa manera, se eliminó el vertimiento y los afectados quedaron satisfechos. El caso fue resuelto y con razón total de la promovente de la queja», concluye la misiva.
Agradezco la respuesta, pero la considero insuficiente: No explica por qué en dos meses se alargó el problema y no pudo resolverse. Supongamos, en el mejor de los casos, que son muchas las roturas pendientes en la ciudad para la disponibilidad de la Empresa, o que no tienen la técnica necesaria. Eso merecen saberlo no solo «la promovente de la queja», sino también los lectores, entre los cuales pueden haber situaciones similares o parecidas.
No se precisa quién es el general, gracias al cual se resolvió la crisis. Los lectores no son adivinos, aunque sí deben suponer que, por suerte, una gestión de un oficial de alto rango se anticipó a la tardanza de Saneamiento Ambiental para solucionar el problema.
Tampoco en la carta hay una explicación del porqué las acciones de Saneamiento no surtieron efecto antes. Y no hay una disculpa para con María Victoria y el resto de los vecinos, que sufrieron las aguas sucias durante dos meses.
Las respuestas, reitero, no deben dejar cabos sueltos...