Acuse de recibo
Esta columna hoy se hace eco de la denuncia sobre irregularidades y distorsiones en la aplicación de la Resolución 17, que establece el pago por resultados, para elevar la productividad de los trabajadores, y sus ingresos en consonancia.
Fabio H. Martínez Salas (calle 2da. del Oeste no. 2, entre 3ra. y Río, reparto Colón, Sancti Spíritus) revela, en nombre de los trabajadores de la Fábrica de Piensos de la Empresa Porcina de Sancti Spíritus, que tienen graves problemas con la aplicación de dicho sistema de pago.
Considera que no se les está pagando lo suficiente a ellos, que laboran muchísimo, mientras que en la Empresa sí tienen pagos elevados, de entre 2 000 y hasta 10 000 y 12 000 pesos mensuales; desde los CVP hasta los directivos. Asegura que han ido a la CTC en Sancti Spíritus y a la Dirección de Trabajo. «Necesitamos, dice, que se haga una revisión de esto y se nos dé una respuesta».
«¿Nuestro país no necesita sorbitol?, ¿es que es más económico importarlo?, pregunta Odelqui Obregón Vila, primera química de la planta de Sorbitol perteneciente a la UEB Ignacio Agramonte, de la Empresa Azucarera Camagüey.
Odelqui está muy preocupada por el futuro de esa planta, y considera que «nuestra entidad no ha sido clara, ni precisa, respecto al plan de producción de sorbitol del año en curso y la proyección para el próximo».
Precisa la trabajadora que «el tiempo corre, nadie da la cara y vivimos en la incertidumbre, a merced de la especulación y el desánimo, elementos que no favorecen para nada la productividad y eficiencia, premisa de la industria».
Cuestiona lo que considera un «desentendimiento por parte de quienes nos dirigen», y se pregunta por qué se ha creado tal atmósfera «en un colectivo de trabajo que ha sobrevivido por 23 años con ingenio y empeño, y que ingresa, a pesar del no cumplimiento del plan de sorbitol por falta de materia prima, más de cinco millones de pesos a la economía nacional con producciones alternas, cumpliendo el ingreso planificado».
Refiere que ya es hora de que se haga un análisis profundo, en el cual se involucren todas las partes sin concesiones, y se dé una respuesta sin rodeos y convincente. Y, al propio tiempo, señala que cuentan con 130 trabajadores, el 70 por ciento personal técnico y muy estable.
«Es triste y penoso que no luchemos por nuestras conquistas, y que la planta de sorbitol, única en nuestro país, con una potencial incidencia en América Latina y el Caribe y una posición geográfica favorable para su producción y comercio, no sea tenida en cuenta en las proyecciones de nuestro Grupo Empresarial.
«Por por mis venas corre sorbitol, expresa, ya que le he dedicado 20 años activos a esta labor y he participado en varios escenarios donde nos hemos hecho voz de nuestros logros y nuestras deficiencias», concluye la trabajadora.
Desde Bayamo escribe Marleni Arévalo Sánchez, residente en Manuel Pedreira no. 112, entre Lora y Masó, en esa ciudad, para contar que desde el pasado 6 de febrero allí se depositaron los nuevos módulos de cocinas de inducción en las tiendas.
«Desde entonces estamos esperando que se vendan y todos los días nos dicen lo mismo: que hay que esperar. Y es vergonzoso ver tanto personal día por día haciendo cola, esperando que den la orden para la venta.
«Siempre es lo mismo: la administradora nos dice que no sabe nada. ¿Hasta cuándo nos van a tener en esto, si no es nada del otro mundo, que se tenga que analizar tanto?», concluye Marleni.
¿Por qué hay que esperar sin saber por qué? ¿Por qué tener a los consumidores en la incertidumbre y en la inseguridad de una cola, sin dignarse a dar una explicación? ¿Por qué elevar los estados de ansiedad? ¿Por qué falta la «inducción» para facilitarles la compra a los consumidores?