Acuse de recibo
En las merecidas vacaciones escolares y a pesar de que cada año se promete que todo estará garantizado para el próximo período docente, las irregularidades en la distribución de los uniformes tensan a padres como Ignacio E. Rodríguez Pérez, vecino de calle 24, No. 717, entre 8ma. y 9na., Miramar, La Habana.
Refiere Ignacio que días atrás, él y su esposa intentaron adquirir los uniformes de Secundaria Básica para el hijo, que inicia en septiembre el séptimo grado. Y cuál no sería su sorpresa, al constatar que en todas las tiendas visitadas la talla de pantalón más pequeña era ¡la 38!
«La disponibilidad de pantalones de Secundaria en las tallas de 38 a la 46 es asombrosa, recalca. La verdad es que no veo que nuestros muchachos de hoy arriben tan grandes y obesos a esa enseñanza».
Lo que más indignó a Ignacio fue que, tras recorrer varias tiendas y no encontrar tallas acordes, comentó su inconformidad con una dependienta muy amable, y esta le comentó sobre otras irregularidades respecto a los uniformes escolares.
«Al final de sus argumentos, afirma Ignacio, la empleada me dio su consejo maternal para evitarme el infarto: “Búsquese una costurera que le rehaga el pantalón para su hijo y no pierda más el tiempo buscando la talla adecuada”».
Ignacio considera que sería una falsedad y una burla, una vez más, si se dice que están garantizados los uniformes para el curso escolar. Cuántos esfuerzos baldíos y gastos estériles… «Mi opinión, subraya, es que todos esos problemas se acabarán el día en que la industria nacional pueda proveer los uniformes en todas sus tallas, todo el año, a un precio que cubra sus costos de producción y sea asequible a la población. Mientras tanto, ¿qué hacemos?...».
Lo mismo sufre Ledisbel Lago (calle 109, No. 12638, entre 26 y 32, reparto Sierra Maestra, La Habana). Desde el 15 de mayo tiene el papel para adquirir los uniformes de su hijo, que en el próximo curso escolar ingresa en Secundaria Básica, y no ha podido adquirirlos.
Por un lado, precisa, las colas son tremendas. Y por el otro, la talla más chiquita que hay es la 38. «Es irresponsable e ilógico elaborar una talla de tal tamaño, si se tiene en cuenta que la talla promedio para esas edades es la 16. Y mucho más cuando ya en sexto grado se le pide a cada niño la talla que usa, se supone que sea para elaborar un programa de confecciones», manifiesta la madre.
¿Qué institución deberá dar una respuesta a problema tan serio? ¿El Ministerio de Educación, el Ministerio de Industrias o el Ministerio de Comercio Interior?
Aldo Francisco Morales Arzola (calle 8, edificio 1, Apto. 4, entre Alfredo Díaz y calle C, Morón, Ciego de Ávila) quiere expresar su gratitud hacia el personal médico y de enfermería del Cardiocentro Ernesto Che Guevara, de la ciudad de Santa Clara.
Aldo Francisco cuenta que el pasado 1ro. de julio fue operado allí del corazón. Se le realizó una reconstrucción de las coronarias, la cual fue todo un éxito.
«Esto se lo debo a esos excelentes médicos, enfermeros, técnicos y personal de servicio, que con gran amor y dedicación hacen de su trabajo un logro de la medicina cubana», manifiesta el remitente.
Me uno a la felicitación. El Cardiocentro de Santa Clara es una de las joyas de la cardiología cubana, no solo por su excelencia profesional, sino por la grandeza humana y consagración de su colectivo. Tantas vidas ha salvado… a puro corazón.