Acuse de recibo
Llueven las respuestas y nuestro espacio diario se torna pequeño para publicarlas todas. Por eso algunas se van atrasando. Hoy aprieto las letras para colocar dos...
La primera parte de una incongruencia que advirtió el pinareño Manuel González Valdés (Carretera a Puerto Esperanza, s/n, Viñales, Pinar del Río): ¿Cómo podía lucir el eslogan «su amigo las 24 horas», el servicentro CUPET de Viñales, que hacía más de un año no prestaba servicio de aire para neumáticos? La respuesta que daban en la entidad, refería Manuel en carta que publicamos el 15 de marzo pasado, es que «se llevan la manguera» (¡?).
A propósito responde Basilio Suárez Cabrera, gerente general de la sucursal CIMEX en tierra vueltabajera. Admite Basilio la razón de la queja formulada y explica que el problema se originó por «déficit en el suministro de accesorios y piezas de repuesto para este sistema (mangueras e infladores cortos de aire)» e «insuficiente gestión administrativa para restablecer el servicio».
Refiere además el gerente que su institución conoce de las limitaciones similares en los servicentros de la ciudad, «no obstante se aplican medidas de control para minimizar los efectos de actos vandálicos (…) como hurto de boquillas y corte de mangueras (…). En los próximos días quedará activado el servicio de acuerdo con las posibilidades técnicas y reales existentes».
Finaliza el ejecutivo comunicando que se impuso una amonestación pública a los cuatro jefes de turno y a la administradora del servicentro.
Agradezco la respuesta, pero sigo sin explicarme algunas cosas: ¿cómo es que una entidad municipal se pasa un año entero sin brindar un servicio que le corresponde y no se toman medidas en ese nivel o a nivel de provincia, o a nivel de país, para revertir tal situación? ¿No se sabía el problema? ¿No se controló? Imaginemos que en una escuela un niño deja de recibir un año de clases, que en una panadería una familia deja de recibir el pan por ese lapso o que en una terminal de ómnibus suspenden los carros para un municipio por el mismo tiempo… Salvando las lógicas distancias de estos ejemplos, ¿qué ocurre con quienes debían actuar y controlar al respecto?
Sé que la situación trasciende a Cupet, y a este directivo en particular, y que forma parte de cierta mentalidad tristemente extendida en el país, según la cual las cosas se averían, se suspenden o se pierden y todo se va dejando así; pero ¿cuándo comenzaremos a cambiar esto?
Tranquila y fétidamente corrían las aguas albañales por la calle 460, entre 13 y 15, en Guanabo, La Habana del Este, según contó aquí el 12 de noviembre de 2013 el capitalino Luis Rives Casali, quien vive en el número 1307 de esa cuadra. Evocaba el lector que, tras el reporte del peligroso asunto a Acueducto y Alcantarillado en el mes de mayo de 2013, habían venido equipos de trabajo en dos ocasiones, pero nada se había solucionado.
Al respecto contesta Oscar D. Santiesteban Tamayo, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Este, en carta fechada el 11 de diciembre pasado —aunque llegó el 6 de junio a JR—. Argumenta el ejecutivo que el vertimiento de referencia no correspondía a una fosa, como afirmaba el remitente, sino al sistema de alcantarillado, que estaba obstruido. «Se envió el carro de alta presión en dos ocasiones, el cual no pudo resolver el problema ya que era necesario hacer una cala en la tubería para eliminar la obstrucción», sostiene.
Finalmente se determinó por la dirección de la empresa «la sustitución de 30 metros de ocho pulgadas de la línea central de evacuación de residuales y la construcción de un registro para trabajar en futuras obstrucciones, trabajos que se ejecutaron en noviembre (2013), no existiendo vertimiento actualmente», informa el directivo.
Agradezco la misiva, que viene acompañada del acta de entrevista firmada por el demandante. Con muy pocos equipos de adecuada tecnología, los trabajadores de Acueducto y Alcantarillado tienen que «remendar», día a día, las vísceras de nuestras ciudades. Faena grande.