Acuse de recibo
Siempre hay valientes que se deciden a denunciar las mentiras y los olvidos y no se conforman con sufrirlos, como Yadira Mayo Arrendó, residente en el edificio 23, apartamento 12, calle 8, en la comunidad El Polo, de Chaparra, en el municipio tunero de Jesús Menéndez.
Cuenta Yadira que esa comunidad se construyó para los damnificados del huracán Ike (septiembre de 2008) que perdieron sus casas. Hace dos años se entregaron las viviendas a quienes habían sufrido derrumbes totales, y la segunda parte se confirió el 9 de enero pasado.
Pero —¡y qué manera de multiplicarse los peros!— lo vergonzoso es la mediocre calidad de lo entregado, después de tanta espera: la pintura se cae, de tanta agua que se le echó. El repello de las paredes, que se hizo de arena con cocó, ya se cae también. Las losas de los pisos en su mayoría están huecas por la falta de cemento en el relleno.
Los lavamanos tienen salideros. Las tazas de inodoro no funcionan, y todavía están esperando a los plomeros. Las llaves de los lavaderos nunca existieron, ni las tapas de los tanques que deben suministrar el agua a las viviendas.
Cuando se entregaron las casas —recuerda Yadira—, pasaron por allí varios representantes de Vivienda y del Gobierno —inferimos que sea a nivel municipal— anotando las deficiencias. Y hasta la fecha no han vuelto ni se han solucionado los problemas.
Pero lo peor es que viven sin agua. Para las 40 casas existe una cisterna que también abastece a dos biplantas de ocho viviendas en total. En la morada de Yadira se instaló una turbina, mas no llegaba el agua. ¿Por qué? No había contador de agua. Una vecina la instaló a su contador, para resolver. Y siguieron sin agua.
El problema entonces era el cheque, que no servía, y había que cebar la turbina. Para ello hubo que conseguir una llave inmensa. Pero siguen sin agua hace más de dos meses.
Los vecinos llamaron a Acueducto, y el Director prolongó el tiempo de bombeo, en balde. Se tramitó la queja con el Gobierno, y su presidenta, Martha Eduardo, visitó la comunidad y escuchó las inquietudes de los vecinos. Se comprometió a tramitar el asunto, pero aún no aparece la solución.
«Aquí estamos cargando cubos de agua a más de 70 metros, subiendo y bajando escaleras hasta donde viven ancianos, enfermos y niños. A nadie parece dolerle», sentencia Yadira. Mientras tanto, este redactor no puede evitar recordar otros dislates parecidos, publicados aquí y aderezados con otro matiz preocupante: el de un informe burocrático, elevado a todas las instancias, que al silenciar problemas como los denunciados reproduciría el engaño: estas familias damnificadas por el Ike recibieron nuevas viviendas. Y uno se imagina las casitas, modestas pero impecables. Uno se imagina tanto…
Hace casi tres meses que sufren una grave escasez de agua los vecinos del edificio sito en calle 72, No. 1510, entre 15 y 17, en el municipio capitalino de Playa. La queja la formula un grupo de ellos, encabezados por Berta Candet.
«Tenemos vacíos nuestros tanques —afirman— debido, al parecer, a una reducción de la presión con que debe llegar el agua. Y decimos al parecer porque aún ignoramos las causas, a pesar de que hacemos reportes constantemente.
«Uno de nosotros habló telefónicamente con el Director de Aguas de La Habana en el municipio, quien se personó aquí, pero no dejó dicho nada concreto. Y jamás ha vuelto a aparecer, ni siquiera por teléfono. Solo dijo que el problema puede deberse a que creció la demanda de agua en Playa».
Lo que se preguntan esos vecinos es por qué son ellos los que sufren la escasez y no otros, y están pasando días tan difíciles, sin agua apenas para las mínimas necesidades vitales.
En un segundo mensaje, los vecinos de marras alertan de que Aguas de La Habana, ya al nivel de empresa, se comprometió a ir allí esta semana que transcurre. Y hasta ayer, último aldabonazo de los remitentes, ni había aparecido ni había llamado su representante. ¿Volverá a entrar el agua en ese inmueble?