Acuse de recibo
Más que una oscilación, un cachumbambé. Esa es la seña que da el fluido eléctrico en la zona donde reside Vis Ali Ávila Ríos (calle Flor Crombet, No. 1, Guamo, Río Cauto, Granma), según narra la remitente.
Cuenta Vis Ali que desde diciembre de 2012, cuando instaló una computadora, esta funciona pésimamente; que la hornilla eléctrica apenas trabaja y el refrigerador se descongela, y no se ha roto gracias al protector...
Pero la buena suerte y la previsión tampoco pueden hacer maravillas, así que el CPU de su computadora terminó dañándose. «Hice disímiles reportes por esa causa a la sucursal del municipio de Río Cauto, evoca (...) En mayo me pasó lo mismo con el monitor: formulé el reporte; no hicieron nada porque estaba lloviendo. Dijeron que reportara de nuevo; al día siguiente vinieron».
Relata la lectora que el día que la visitaron tres funcionarios de la Empresa Eléctrica comprobaron que el voltaje no era el necesario: se hallaba en 107 volt. Uno de los compañeros le expresó a la mujer que así no se podía poner ningún equipo: estaba muy bajo.
«Lo único que se encontraba conectado era el refrigerador. Él se cercioró de que no estaba en el horario pico, por tanto no había razones que justificaran semejante fluctuación de voltaje», añade la remitente. Y ejemplifica que a veces a las seis de la mañana hay niveles de 103 a 107 volts.
«En el municipio no procedió la queja, rememora Vis Ali. Me dirigí a la provincia el 18 de junio de 2013, porque no quedé conforme con lo que me dijeron»... Y añade que la compañera que atiende a la población no se encontraba, por lo que recibió su queja otra funcionaria.
La lectora llamó el 8 de octubre a la Dirección provincial de la Empresa y le comunicaron que le habían enviado la respuesta, que contactara con la compañera de Atención a la Población de Río Cauto. Dicha contestación llegó tarde a manos de la reclamante.
«A varios vecinos se les han dañado refrigeradores, televisores, otros equipos. Hacen la reclamación, y aun teniendo pruebas, cuando llegan a la provincia, no procede…», comenta la lectora.
«Planteé la situación en la rendición de cuentas y me dijeron que no se podía hacer nada hasta octubre, que era cuando se iba a arreglar el tendido eléctrico». Hasta el momento en que redactó su carta, el 11 de ese mes, nada se había hecho.
¿Cuándo se hallará el fijador de calidad en este servicio?
Desde diciembre de 2009 a la avileña Graciela Verdecia Sánchez (Tamara Bunke, s/n, Frente al Grupo Electrógeno, Bolivia), le dieron el habitable y la propiedad de su hogar. A partir de ese instante comenzó a solicitar la instalación del agua. Muchas fueron las gestiones en la oficina de Atención a la Población del Poder Popular municipal y en Acueducto y Alcantarillado, refiere Graciela.
«Pasaron varios meses hasta que comenzaron las instalaciones desde viviendas cercanas, pero cuando restaban unos 60 metros para llegar a mi casa paralizaron la obra (…), dejaron una manguera a flor de tierra y se la robaron. Después continué las gestiones para la instalación que hoy es de alrededor de cien metros...
«En julio de este año y ante mi embarazo, mi esposo visitó la Oficina de Atención a la Población del Poder Popular municipal. Enviaron en solo horas a la Directora de la Unidad Municipal de Acueducto y Alcantarillado, Yordanka Vergel Eng, quien explicó que el 5 de agosto comenzaría la inversión y cerca del 10 terminarían. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro», se lamenta la avileña.
En la casa de Graciela viven su mamá, de más de 80 años; sus tres niños y su esposo. Están sirviéndose del agua de un pozo rústico.