Acuse de recibo
La integración entre fuerzas y empresas para hacer frente a desafíos de la producción y los servicios en muchas ocasiones se antoja como una asignatura pendiente, a juzgar por innumerables casos publicados en esta sección. Cualquier decálogo de cómo atender integralmente un problema no puede prescindir de ese estilo de trabajo, so pena de dejar cabos sueltos que luego crean al ciudadano innecesarios malestares.
Ante esa idea nos pone la carta de María del Carmen Perdomo, vecina de Teresa Blanco No. 212, entre Pastrana y Asunción, Lawton, Diez de Octubre, una calle bien transitada que hace menos de dos años se reparó completa.
Narra la remitente que el 29 de agosto, trabajadores de Aguas de La Habana se presentaron allí y abrieron un hueco «bien profundo», alegando que lo hacían para suministrarle agua a la vivienda del frente (altos), cuyos residentes habían solicitado el servicio.
A los vecinos, empero, les llamó la atención que, una vez terminada la instalación, los operarios recogieron sus enseres y se dispusieron a partir, dejando atrás el agujero y los pedruscos. Lo de ellos era eso —cuenta María del Carmen que respondieron— y otra brigada acudiría al lugar al día siguiente y dejaría el área limpia.
El 3 de septiembre, cuando la lectora escribió a esta columna, el hueco y los escombros emulaban con el famoso dinosaurio de Augusto Monterroso y aún permanecían allí, con la agravante de que el primero se había llenado de agua y los segundos se habían dispersado producto de las lluvias. «Y con el gran peligro de autos pasando —agrega— y chocando con el gran hueco», avizorando un posible accidente.
Poco han podido hacer, incluso, los inquilinos a los cuales se les instaló el servicio, quienes han realizado trámites para que la situación sea atendida, pero sin respuesta.
Este viernes los vecinos telefonearon a la oficina que atiende aguas en el municipio de Diez de Octubre, sita en la intersección de las calles Acosta y Avellaneda, y fueron atendidos por una trabajadora que, de un modo que no les pareció adecuado y galante, les espetó que ellos no tenían materiales para cerrar nada y luego colgó.
La lectora inquiere qué lógica tiene que les resuelvan el problema a unos vecinos y creen otro. Y más allá de la entendible y necesaria especialización en labores, uno se pregunta qué concierto había entre las dos fuerzas responsables de la reparación en Teresa Blanco y cómo se organizó el trabajo para que otra fuera la historia.
«La ciudad, como la casa», así titulamos el 26 de febrero la inquietud de Manuel F. Basulto Brito (Ave. 73, No. 9007, apto.3, e/90 y 94, Güines, Mayabeque), quien alertaba sobre la falta de higiene, los basureros fuera de contenedores, los vectores de enfermedades y la fetidez que iban ganando espacio en no pocos espacios urbanos de su municipio.
A propósito escribe Ana Luisa Abela Lazo, divulgadora de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Mayabeque, con una misiva que sintetiza las acciones de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Güines y su Consejo de Administración, así como de las direcciones provincial y municipal de Comunales.
«Coinciden todas las partes en que efectivamente han existido limitaciones de recursos para poder efectuar de manera adecuada la higienización del municipio, así como el no completamiento de la fuerza de trabajo para desarrollar y cumplimentar las acciones, lo que no excluye que se hayan dejado de cumplir las normas establecidas para la recogida de desechos y limpieza de calles por razones subjetivas, que en su momento llevaron a la sustitución de algunos recursos humanos», sostiene la funcionaria.
Para combatir estas situaciones —añade— se elaboró un plan de medidas que incluye no solo acciones correspondientes a la Empresa de Comunales y a la Dirección de Inspección Estatal, sino también aquellas que involucran a la población toda, en pro del bienestar colectivo.
«Durante el proceso de rendición de cuentas del delegado a sus electores, este fue un tema sometido a debate (...), no solo en Güines, sino en los 11 municipios de nuestra provincia, donde el pueblo estuvo de acuerdo con que, efectivamente, “la ciudad debe estar como la casa” y dieron aportes y sugerencias de cómo contribuir con ello», señala Ana Luisa.