Acuse de recibo
La libreta de productos racionados y subsidiados por el Estado para cada familia aún está vigente, aunque algunos de estos ahora se comercialicen de otras maneras. Lo recuerdo porque algunos olvidan que muchas personas, sobre todo los niños, dependen sobremanera de ella.
Muy atribulado, Roberto Muñiz Hernández (calle 114 No. 4108, entre 41 y 43, Marianao, La Habana) cuenta que el mes pasado tuvo tropiezos para comprar las compotas que les corresponden a sus dos hijos menores:
«Por un problema de mecanismos de Comercio Interior, me las entregaron después de la segunda quincena del mes y en esa primera quincena inventamos con frutas. Figúrese usted la economía familiar, más cuando mi esposa está de licencia posnatal y yo soy anestesista en el Instituto de Oftalmología y vivo del salario...».
Este mes, cuando Roberto fue a adquirir las compotas el día 6, ya las mismas se habían agotado, y no quedaba otra opción que esperar a que se las repusieran al bodeguero. «Por palabras del mismo —señala—, ello pudiera ocurrir dentro de una semana o a finales de mes. Imagínese usted, va a haber que ir a hacer cola a la bodega el primer día del mes para comprar las compotas».
Refiere el lector que la explicación tanto del bodeguero como del dependiente de la zona de Comercio es que cuando hay un «alta» en la bodega, se le vende la compota. Y, en consecuencia, uno o más niños —en dependencia de las altas que tengan— se quedan sin recibir ese producto de primera necesidad, hasta que se lo repongan.
«Yo sé que no las pierdo —afirma—, pero para qué quiero compota doble un mes si cuando la necesito, cuando el niño tiene que alimentarse, no cuenta con ella».
Roberto cuestiona esa disposición que, a su entender, está mal concebida, teniendo en cuenta que siempre ha existido una unidad piloto para quienes causen alta en el Registro de Consumidores, con los requeridos productos alimenticios.
«¿Usted se imagina que, porque haya un alta en una bodega, yo no pueda coger mis mandados y tenga que esperar que se los repongan al bodeguero? Creo que hay que eliminar esa traba burocrática, y agregar a la piloto las compotas de niño».
Otro hecho que irrita al lector es que siente que no es escuchado, e incluso que haya funcionarios que «a todo te dicen que no es culpa de ellos, que eso viene de arriba», concluye.
¿Será una disposición de Comercio Interior o un «libretazo» de alguien con la libreta de productos alimenticios? ¿Habrá otros casos así? ¿Quién es el responsable de tal absurdo? La alimentación de un bebé es sagrada y no admite dilaciones. Esperamos respuesta.
Yamina Vicente Prado (calle 3ra. No. 372, entre Kessel y Bellavista, Víbora Park, Arroyo Naranjo, La Habana), escribe en nombre de los vecinos de su cuadra para denunciar que en la misma esquina (3ra. y Kessel) se ha ido asentando impunemente un basurero de dimensiones desproporcionadas.
Las razones, las enumera ella muy claramente: «la irresponsabilidad de Servicios Comunales, la indiferencia de las autoridades del municipio ante los reclamos de los vecinos, y la indisciplina de los ciudadanos de los alrededores».
Hace ya varios años —señala— la insuficiencia de los contenedores existentes en la esquina y los ciclos de recogida de la basura, condujeron poco a poco a que la basura se acumulara fuera de estos. Con el tiempo, personas de todas las cuadras aledañas empezaron a verter allí no solo basura, sino todo tipo de escombros. El basurero, que comenzó abarcando los contenedores y sus alrededores, hoy abarca casi la mitad de la cuadra (a lo largo), cubre la acera y obstaculiza el tránsito por la calle.
Ante tal situación, Comunales comenzó a recoger la basura con buldóceres, que fueron rompiendo la acera y todo el piso del parque que se ubica en esa esquina.
«El cuadro actual —describe ella— es el de un enorme basurero, donde antes se ubicaba el área verde del parque de la cuadra. Parque y acera que, por demás, fueron construidos hace varios años con el esfuerzo y recursos de los vecinos».
Puntualiza Yamina que los vecinos están decididos a levantar nuevamente la acera y el parque, pero reclaman el apoyo de las autoridades para buscar una solución definitiva y que el esfuerzo no sea en vano. Pero, de nada servirá desaparecer el basurero con trabajo voluntario, pues si algunos ciudadanos persisten en la indisciplina y se mantienen la ineficiencia de Comunales y la indiferencia de las autoridades municipales, el basurero regresará en poco tiempo.