Acuse de recibo
No hay que ser especialista en análisis macroeconómicos para saber que el transporte público atraviesa complejas circunstancias que el país se esfuerza en transformar. Por ello, cuando se adoptan medidas que afectan las vías y recursos que se tienen para la locomoción, son muchas las voces que se elevan.
Tal es el sentir de la carta de Gerardo Jiménez López (calle I, No. 1, Reparto 26 de Julio, Guatemala, Mayarí), que comenta las afectaciones que sufren muchos holguineros por la reducción de los recorridos y paradas que la lancha de pasajeros de Antilla realizaba desde hace décadas.
Explica Gerardo que en 1903 se construyó un canal artificial que comunicaba las bahías de Nipe y Levisa; y por los años 40, aprovechando las ventajas de este paso, entre Antilla y Carenerito operaba una ruta de pasajeros, con dos lanchas que partían diariamente de estos puntos y hacían escalas en ocho sitios de las bahías.
«Desde hace ya varios años… se fue reduciendo el recorrido que tradicionalmente se hacía, así como la cantidad de lanchas… En la actualidad solo navega una lancha que no cruza el canal de Saetía a la bahía de Levisa, y por consiguiente no llega a las localidades de Niquero y Carenerito», se duele el remitente.
Se disminuyó casi en un 50 por ciento el recorrido habitual —apunta el holguinero— y de las ocho escalas en poblados de las dos bahías, hoy solo se ejecutan tres, dentro de la bahía de Nipe. Esta reducción priva a los residentes de Antilla, Guatemala, El Ramón y Felton del viaje directo hasta Nicaro o, en sentido inverso, desde allí hasta dichos territorios.
Además, señala Gerardo, quienes habitan en los municipios de Frank País, Sagua de Tánamo, Moa y Baracoa, que antes embarcaban en el puerto de Nicaro, ahora deben recorrer 16 kilómetros más hasta el puerto de Felton.
«Los pobladores de estas costas no conocemos las causas que justifican el porqué en la actualidad la lancha de pasajeros no realiza la ruta tradicional entre bahías que por más de cien años se ha utilizado. Muchos residentes pensamos que el diseño para la explotación y uso del transporte marítimo de pasajeros que se aplica hoy (…) respecto a las posibilidades que brinda esta geografía y la densidad poblacional de la zona, es obsoleto», reflexiona el holguinero.
Este redactor se pregunta si se discutió la suspensión de estos viajes y paradas con quienes serían afectados, o si al menos se les informó que esa medida era inminente y cuáles eran sus causas. Sería bueno conocer, además, si se procuraron variantes de solución que implicaran la participación popular para atenuar el efecto de que cientos de personas, día a día, deban sortear escollos de transporte para trabajar y aportar al bien común, en medio de una situación que, al parecer, no permite utilizar las vías creadas.
Muchas veces lo hemos dicho: pueden faltar recursos, un saco de arroz, un camión de ladrillos, un galón de pintura; pero lo que no ha de ausentarse es la comunicación oportuna, la palabra a tiempo para desde la participación y el consenso engendrar las mejores alternativas.
La capitalina Pilar García Perdomo (Santa Clara No. 12, entre Oficios y San Pedro, La Habana Vieja) escribe preocupada por la ausencia de Teofilina en las farmacias a las que ha acudido.
«Soy asmática crónica y me han repetido tres paros respiratorios; ese medicamento me es esencial. Me he dirigido a todas las entidades y solamente me dicen que está en falta; y necesito una ampliación de esta respuesta. No puedo seguir abusando de la inyección en vena, pues me afecta cada día más», comenta Pilar. ¿Qué dicen las autoridades correspondientes?