Acuse de recibo
El 21 de junio de 2012 reflejé aquí la inquietud de José Luis Martín, desde Nueva Isabela, en Villa Clara, acerca de una moto eléctrica Minerva que él adquirió a un precio considerable para sus ingresos, pero confiando en la garantía de repuestos y partes, pues esos equipos se ensamblaban en la fábrica Minerva, de Santa Clara. Pronto se dio de bruces con los problemas: cuando me escribió llevaba más de seis meses esperando la batería en el mercado, y las piezas de repuesto no aparecían.
Al respecto, responde Leyvis García Amador, directora de Auditoría del Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica, perteneciente al Ministerio de Industrias, quien afirmó que la entidad, al conocer de la reclamación, visitó al promoverte.
Precisa Leyvis que el personal que atiende el tema de los clientes del sector minorista le explicó a Jorge Luis que en el segundo trimestre de 2012 hubo dificultades con la importación de partes, piezas y accesorios de esas motos, para su distribución en la Cadena de Tiendas. Y en julio de ese año —agrega—, ya se habían importado los aseguramientos y estaban en la entidad.
Se le aclaró —refiere— que del plan de la economía aprobado para el 2012 en la entidad, se concibió un programa de importación de partes, piezas y accesorios de este tipo (de vehículo), a un costo de 744 000 CUC, para su posterior distribución y venta en la cadena de tiendas.
Agrega que a partir de agosto y hasta octubre de 2012 se estarían realizando entregas a estos establecimientos, y que en noviembre se recibirían nuevas importaciones, las cuales permitirían un significativo reabastecimiento a la red comercializadora en diciembre de 2012.
Añade Leyvis que esta información se le transmitió a José Luis, y este quedó satisfecho con la atención y el proceder del personal de la entidad. Además, consigna, se fue con él hasta la TRD donde adquirió su batería, «tema que fue resuelto desde el 7 de agosto de 2012».
Arlen Roberto Tamayo (Antonio Guiteras No. 88, altos, Mayarí, Holguín) considera que el aporte que hizo en la Misión Barrio Adentro, en la hermana República de Venezuela, como profesor de Deportes, nada tiene que ver con el tratamiento que ha recibido.
«Para mi cuenta —precisa—, yo debí acumular en el Banco, como parte de los beneficios por el cumplimiento de la misión, un total de 4 200 CUC, distribuidos de la siguiente manera:
«En los primeros seis meses —de octubre a diciembre de 2009 y de enero a marzo de 2010—, a razón de cien CUC mensuales, que suman 600 CUC; y en los siguientes 18 meses, a razón de 200 CUC mensuales, suman 3 600 CUC, para un total de 4 200 CUC».
Refiere Arlen que se les informó que los primeros tres meses —octubre, noviembre y diciembre de 2009— no se acumulaban en tarjeta, sino que se pagarían en efectivo en el Banco al retorno de la misión, por lo cual él debió haber acumulado en tarjeta 3 900 CUC.
Añade Arlen que por el descuento del 40 por ciento de su estipendio en Venezuela a partir de octubre de 2010, acumuló la cifra de 1 692,57 CUC. «Visto o analizado así —señala—, yo debía tener en tarjeta en el Banco, al cumplimiento de la misión, un total de 5 592,57, de los cuales se me pagaron 4 003 CUC».
A lo adeudado, el lector añade el efectivo de los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2009, que fueron 351,00, con la suma de los intereses que paga el Banco.
Arlen se presentó varias veces en la Dirección Municipal de Deportes de Mayarí y en la Dirección Provincial de Holguín.
Y como no tenía respuesta, acudió a la Dirección Nacional del Inder, donde —refiere— se presentó en dos oportunidades (14 y 16 de enero último) y no fue atendido de una manera cortés y adecuada (su carta refiere el nombre de quién lo atendió, pero no su responsabilidad en el organismo).
«Compañero periodista —manifiesta—, estimo que ha sido incorrecta y desacertada la atención que se me ha dado. Considero que tengo derecho a que se me pague el dinero adeudado».
Ha de cuidarse el tratamiento a nuestros colaboradores, que generan ingresos al país y expanden ejemplos. Respeto para su trabajo.