Acuse de recibo
Puede que en el tiempo histórico, diez años apenas sean pestañazos; pero en la vida de las personas es un tramo demasiado largo. La idea viene a cuento porque Danay Martínez Jonson (calle B No. 66 entre 7ma. y 8va., Vertientes, Camagüey) lleva una década padeciendo junto a su familia por el estado de la vivienda que habitan y los peloteos en las gestiones para repararla.
Precisamente por esas condiciones constructivas, el hogar se derrumbó totalmente al paso del huracán Ike, en 2008. Y desde entonces comenzó un calvario que la remitente cuenta con detalles en su misiva.
Después de estar autoevacuados en casa de vecinos por tres meses, pudieron acceder a un «temporal» de madera y techo de fibras de cartón (prietas), que rápidamente se deterioró, relata Danay. De un plan por esfuerzo propio coordinado por la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV), que incluyó promesas, citas, despachos y pocos resultados, la familia recibió como únicos elementos puertas y ventanas.
«Nos orientaron buscar transporte y petróleo para trasladarnos a la bloquera a recoger otros materiales de construcción; invertimos nuestro dinero y cuando llegamos al lugar no estaban los papeles listos», narra la camagüeyana.
En 2010, pasan de ser atendidas por la UMIV a la brigada de construcción de la Empresa Pecuaria del territorio, donde labora la mamá de Danay, propietaria de la casa. A partir de ese instante se iniciaron nuevas dilaciones.
Todos los materiales para arrancar la obra, excepto el cemento, estaban supuestamente listos en enero del presente año, informaron a la propietaria. Luego entró el cemento, pero no comenzó la construcción, pues se priorizaron otros planes de contingencia.
Después de varias conversaciones con la dirección de la empresa pecuaria y con autoridades del municipio, salió a relucir que no era el cemento, sino el acero lo que faltaba; y más tarde que la vivienda debía iniciar y concluir en este año; y que se debía reorganizar el plan de la provincia, y que en verdad nunca faltó el acero... enumera.
«Después de mucho ir y venir se propone una construcción de tipo Sandino y bloques, que si no lo aceptamos, nos quedamos para el año 2013 (...) El plano de la vivienda está hecho desde el 2009, se hizo y se distribuyeron los materiales asignados a una construcción de bloque (…) ¿Por qué ahora inventan otro plan impuesto, o no salimos este año?», se cuestiona Danay.
Añade la remitente que el director de Vivienda municipal orientó empezar con la cimentación de la casa; pero luego el jefe de la Brigada de Pecuario que debía acometer la obra dijo que no tenía madera para ello.
El asunto es que a estas alturas o bajíos del partido, la familia está sin hogar viable y sin respuestas.
¿Acaso en un punto de la ruta no estaban listos todos los materiales menos el cemento? ¿Con cuánta impunidad unas entidades lanzan a los ciudadanos a otras en perjuicio de su tiempo y de su bienestar?
Los «temporales», ese eufemismo de la necesidad, no deben tender, como ciertas curvas matemáticas, al infinito. De otra forma, no cambiaremos los métodos que el país todo se ha propuesto cambiar para que Cuba entera avance. Esperemos que este caso de Vertientes torne a las buenas vertientes.