Acuse de recibo
La carta de Yosvany Echeverría González, residente en Prolongación de calle C No. 37, entre 4ta. y 5ta., reparto Chichi Padrón, Santa Clara, es la segunda que en pocos días envía un ex recluso denunciando obstáculos y rechazos para conseguir empleo.
Yosvany explica que cumplió pena en prisión durante 12 años y medio. Y allí mantuvo buena conducta, además de calificarse como albañil encofrador, carpintero, soldador y cocinero. En este último oficio, laboró en la prisión y posteriormente en un correccional.
El 17 de enero pasado recibió la libertad, y el Juez de ejecución le informó que debía arreglar todos sus documentos en dos días, además de que disponía de siete días para buscar trabajo.
Señala Yosvany que consiguió empleo en la Campaña Antivectorial, pero el propio Juez de ejecución a su cargo lo impidió porque, según él, debe laborar en un centro con horario cerrado y que tampoco puede ser en Salud Pública.
Posteriormente accedió a un trabajo como estibador en un almacén de Comunales, pero la Jefa de Personal allí le cerró el contrato porque no aceptan personas con antecedentes penales.
Su difícil situación la define el propio Yosvany:
«Ahora el Juez de ejecución me vuelve a decir que siete días es el plazo que me da para resolver el trabajo; pero adondequiera que llego no me aceptan por haber estado preso. Yo quiero incorporarme a la sociedad; no me considero una mala persona. Cometí un error y ya pagué. Creo que merezco una oportunidad».
Ángela Sehwerert Velazco (Santiago No. 558, 2do. piso, entre Jesús Peregrino y Pocito, Centro Habana) cuenta que desde principios de septiembre de 2011 arribó a Cuba, vía marítima, un coche y un corral que le enviaron para su nieto desde Estados Unidos, por medio de la entidad Paquetes.
Cuando el envío llegó, su nieto no había nacido. Llamaron al teléfono 7978570, de Almacenes de Transcargo, y les informaron que aún se encontraban trabajando en el contenedor 10. En noviembre de ese año volvieron a llamar, y continuaban en el mismo contenedor. El 3 de diciembre le dijeron que iban todavía por los contenedores 10 y 11.
«Hemos ido al lugar —refiere Ángela—, y nos dicen que cuando abran el contenedor que me corresponde, el 16, me llamarán a la casa. De esto hace ya más de seis meses. Mi nieto nació y tiene tres meses. Hoy, después de mucho trabajo para comunicarme con el teléfono, que siempre está ocupado, fuera de servicio o no responde nadie, me dijo la compañera que me atendió que habían abierto el contenedor 11 y 12. ¿Hasta cuándo más hay que esperar? ¿Cuando el niño tenga un año y no necesite el coche y el corral?
Ángela, como cualquier ciudadano, merece explicaciones sinceras y precisas a unas cuantas interrogantes. Una entidad que presta servicios públicos debe informar a sus clientes el por qué de tanta lentitud y demora con un envío que se paga.
Pedro Manuel Bernal (Prolongación de Céspedes No. 407, Mayarí, Holguín) solicita al Ministerio de Comercio Interior que informe las razones por las cuales en ese municipio es prácticamente un milagro encontrar un jabón de producción nacional en las tiendas que venden en CUP.
Como el cubano guarda y procesa informaciones, Pedro Manuel recuerda que en los finales de 2011 el Mincin brindó informaciones públicas con buenos augurios para esas ofertas en moneda nacional para el 2012, y lo contrasta con la realidad:
«De cualquier manera, en mi municipio no hemos tenido la dicha hasta hoy de contar con un suministro estable de este producto, al punto de que los revendedores están haciendo “zafra”, comprándolo en otros lugares y revendiéndolo aquí. Y los que no queremos darles el gusto, entonces tenemos que ir a parar a las tiendas recaudadoras en divisas.
«Independientemente de que pueda existir algún tipo de insuficiencia con las materias primas para su elaboración, ¿por qué en ciertos lugares no falta y aquí sí? ¿De dónde lo sacan los revendedores, que sin ningún pudor andan por las calles proponiéndolo?».