Acuse de recibo
Llegan cartas con quejas de colaboradores cubanos que han prestado servicios en el exterior y presentan dificultades para cobrar los honorarios que se han ganado con mucho sacrificio, devoción y lejanía de la patria y de los suyos.
Tras cumplir misión en Venezuela, Isabel Leticia González (Alfredo Uset No. 232, Bayamo), profesora de la Facultad de Cultura Física de Granma, se presentó el 2 de diciembre de 2011 en la sucursal bancaria 7481, a la cual están asignados los colaboradores del INDER en esa provincia. Fue por su tarjeta magnética, con el pago por el convenio establecido con Cubadeportes, y el acumulado de una parte del estipendio que recibía allá en Venezuela.
La empleada del Banco introdujo sus datos, y el resultado de la búsqueda fue escalofriante: «colaborador inexistente». «¿Es posible que tu organismo te desconozca después de haber aportado conocimientos y esfuerzos con total entrega para contribuir al desarrollo deportivo del hermano pueblo?».
El doctor Sergio Luis Dalcourt (Calle C Final No. 2, entre Circunvalación y 16, San Cristóbal, Artemisa) permaneció cumpliendo misiones desde 1999 hasta 2008 en Paraguay, Venezuela y Bolivia. Y desde julio de 2011 no le depositan el saldo en la tarjeta magnética.
Dalcourt fue a la Oficina de Colaboración provincial, donde le confeccionaron un expediente de reclamación y le informaron que esperara hasta el 25 de septiembre de 2011. Vencido el plazo, no se había hecho el depósito. Ha ido de nuevo a la mencionada oficina y, por una razón u otra, el 6 de enero pasado, cuando me escribió, llevaba seis meses sin recibir el dinero. «¿Quién debe darme respuesta: el Banco o la Oficina de Colaboración?», pregunta él.
Alina García (Calle 3 No. 22, Batey, Jesús Menéndez, Las Tunas) tiene un hijo cumpliendo misión en Venezuela por Cubadeportes, y ella es la beneficiaria para cobrarle el dinero de la tarjeta de la ayuda familiar y la tarjeta morada, del beneficio de un 30 por ciento de descuento en los precios de las tiendas en divisa.
«Desde el principio fue una tragedia», sentencia la señora. A los siete meses de estar allá, fue que llegó retroactivamente el pago de cuatro meses. Los otros tres meses, dicen que se los pagan cuando concluya la misión. Y en cuanto a la tarjeta del 30 por ciento, si bien depositaban el dinero, desde mayo de 2011 Alina no ha podido cobrar.
«He llamado a la sucursal nacional —señala— y me dicen que la tarjeta sí está activada, pero que Cubadeportes no me ha depositado el dinero». Señala Alina que desde el 11 de noviembre del año pasado está tratando de comunicarse sin descansar con Cubadeportes; y cuando ha logrado comunicarse con alguna extensión le alegan justificaciones ilógicas. «¿De quién es el mal trabajo?», se pregunta la lectora.
José Luis Gallardo (Edif. CIEF apto. 3-B, Micro III, Reparto Abel Santamaría, Santiago de Cuba) viaja frecuentemente a su natal Media Luna, en la provincia de Granma. Y para ello utiliza los ómnibus ASTRO que cubren las rutas Santiago de Cuba-Pilón y Santiago de Cuba-Niquero.
Al reservar recientemente un pasaje con destino a Media Luna para un familiar, en la agencia Viajero de Santiago le informaron que había que pagarlo hasta el destino final de la ruta, y no por el importe que se venía cobrando anteriormente.
José Luis pensó que era error o confusión. Pero el 17 de diciembre del pasado año, al reservar otro pasaje, se repitió la misma historia: pagar hasta el destino final aunque te apees antes.
Trató de saber las razones, y le ratificaron sencillamente que para viajar a destinos intermedios hay que pagar el pasaje como si fueras hasta el final.
«Qué triste historia, afirma; considero la medida injusta y abusiva, pues se presta además para que ocurran ilegalidades: al desocuparse capacidades durante el viaje que ya están pagadas hasta el destino final, ¿qué pasará con el importe de quienes suban al ómnibus en esas estaciones intermedias?».