Acuse de recibo
Pedro Marcio Faguaga (Luis Bonne No. 16, entre Rabí y Callejón Santiago, Santiago de Cuba) es uno de los artistas y artesanos que, propugnados por la Fundación Caguayo, y con un minucioso trabajo, recuperaron el antiguo esplendor de ese templo de la canción cubana que es la Casa de la Trova Pepe Sánchez, en la oriental ciudad.
El día en que se inauguraron las obras, en enero pasado, allí estaban felices ellos: arquitectos, diseñadores, ebanistas, artistas plásticos, herreros, artesanos y fotógrafos; quienes hicieron la proeza de animar el proyecto guiados apenas por las viejas fotos de lo que fue la Casa. Todo quedó como en los inicios. No más faltaba que los espectros de los inmensos y fundacionales trovadores se mezclaran en la multitud.
Marcio señala que ese proyecto se contrató por la Dirección de la EGREM en Santiago de Cuba, y se concluyó el 7 de enero del presente año. «Pusimos empeño, conocimientos y habilidades artísticas para que Santiago vuelva a tener su Vieja Trova, llena de añoranza y recuerdos gratos de todos los grandes que han pasado por ella».
Lo que sí no conocen quienes a diario admiran el trabajo de reanimación realizado, es que «la EGREM, a pesar de haber contratado la obra debidamente, no ha pagado aún a los artistas que pusieron todo su empeño y capacidad creadora, laborando días festivos de fin y principio de año, para que dicho local se pudiera inaugurar en la fecha pactada con la dirección política y administrativa de la ciudad», afirma Marcio.
Ellos se sienten engañados, pues la Dirección de la EGREM en Santiago ha prometido pagar por etapas, ha puesto fechas, y ni eso se ha cumplido.
«Una vez más —apunta—, se violan las obligaciones contractuales que asumen las empresas cuando firman un contrato. Quiero aclarar que este contrato se firmó por el Director en funciones en ese momento aquí en Santiago, Cándido Ávila Moreno. Pero en los mismos días de entrega de la obra, la EGREM cambió su dirección nacional y aquí en la provincia, por lo cual no sabemos ahora a quién responsabilizar por el impago».
Esté quien esté, amigo Marcio, es la EGREM quien asumió el compromiso, y debía saldarlo en consecuencia hasta con indemnizaciones; a más de que les debe una explicación sincera, con la honestidad y transparencia de Pepe Sánchez, Sindo Garay, Miguel Matamoros y tantos bardos de la auténtica canción cubana.
Anaisa Dorvigny relata que en el edificio donde reside (Calle 6ta. No. 11111, entre Quintana y Lindero, reparto Aldabó, Boyeros, La Habana), el pasado 24 de agosto, a las dos de la tarde, comenzó a sentirse olor a cable quemado proveniente del estante donde están los relojes contadores de esa escalera del inmueble.
Ipso facto, una vecina llamó a la Empresa Eléctrica e hizo el reporte. Le dijeron que esperara, que dentro de poco tiempo iría el carro. Tras aguardar impacientes, ya a las seis de la tarde volvieron a llamar. Quien los atendió les dijo que ya el reporte estaba hecho, agregó que no podía hacer nada más; y eso mismo repetía a los que continuaban alertando, muy asustados.
Los vecinos habían desconectado todos sus equipos y así permanecieron esperando hasta el día siguiente. A las cuatro de la tarde fue que llegaron los trabajadores de la Empresa Eléctrica. No es fácil. Pero, ¿qué les aguardaba aún a los sufrientes? Los de la Eléctrica se apearon, miraron el mueble y… ¡dijeron que no tenían lo requerido para solucionar el problema!
«Imagínese cómo quedamos con tal respuesta diez familias con niños pequeños y ancianos —apunta—; y gracias a un vecino que conoce de electricidad y realizó un arreglo con sus medios, empatando cables, hasta hoy (29 de agosto) no hemos tenido problemas. Pero el vecino nos aseguró que sería por un tiempo, porque eso no soportaría tanto. Entonces, esto mismo que realizó el compañero, ¿no lo pudo haber hecho la Empresa Eléctrica tal vez un poco mejor?».
Luego de conocer ambas historias, uno no puede menos que decir: ¿Cuándo van a pagar y bien pagado —no solo de sus bolsillos— quienes, amparados tras el poder de la empresa estatal, incumplen con el ciudadano?