Acuse de recibo
El pasado 9 de junio, el campesino Genobebo Palacio, de la cooperativa de crédito y servicios fortalecida (CCSF) Hermes Rondón, en el municipio granmense de Río Cauto, alertaba aquí que se le estaban perdiendo unos 1 200 quintales de arroz, por la decisión del director del complejo agroindustrial (CAI) José Manuel Capote, de retirar la cosechadora del grano que ya trabajaba en sus tierras.
Precisaba que el Director del CAI decidió iniciar el corte el 29 de mayo con una máquina de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Servicios Técnicos, pero esta solo cosechó 400 quintales. El 31 de ese mes, el Director trasladó la máquina pues, según él, se incorporarían dos cosechadoras. Pero estas fueron ubicadas en otras áreas, sin tener en cuenta que se había iniciado la cosecha en tierras de Genobebo y no se había concluido.
El campesino no entendía que se perdiera algo tan estratégico como el arroz, con tanta necesidad que tiene el país de producirlo para sustituir importaciones. Y arrimaba los hechos a su creencia de que existía cierto favoritismo y compromiso con otros productores agrícolas.
El campesino aseguraba que había tramitado su queja con la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en la provincia y la Delegación de la Agricultura, sin que hasta entonces tuviera respuesta. Esta fue, en síntesis, la denuncia de Genobebo entonces.
Al respecto, responde Idalexis Rodríguez, director general del Grupo Agroindustrial de Granos del Ministerio de la Agricultura que, de acuerdo a lo comprobado por la comisión investigadora el 30 de mayo, el consejillo del CAI decidió cambiar una de las máquinas existentes en el área de la cooperativa de Genobebo, por otras dos procedentes de la Unión Agropecuaria del MININT. Y también se decidió que al siguiente día se moverían para otra cooperativa, y el presidente de la CCSF Hermes Rondón no alertó de la situación que tenía con el corte de arroz de sus productores.
Genobebo, afirma, reclamó que le correspondía realizar la cosecha por fecha de germinación y según el orden establecido por la UEB. Pero aclara el funcionario que el Programa de Cosecha es elaborado por la cooperativa teniendo en cuenta la germinación, rendimiento y ciclo del cultivo, entre otros elementos, los cuales no fueron conciliados con el CAI.
Precisa Idalexis que, de acuerdo a lo estipulado en el contrato firmado por la CCSF Hermes Rondón, la empresa arrocera se responsabiliza en ubicar la maquinaria y operarla; pero el orden y la zona de corte los decide la dirección de la cooperativa o unidad productora, la cual deberá informar por escrito a la dirección de la Empresa, en caso de que incumpla con el cronograma de cosecha por razones imputables a la primera.
Aclara que Genobebo tenía contratada una producción de 1 167 quintales de arroz cáscara húmedo, y no 1 200 como él señala; y se certificó la entrega de 1 025 quintales, por lo cual lo perdido fue de 142.
El campesino reconoció que no tenía basamento real para manifestar lo de la prioridad a otros productores; sino que lo hizo ante la situación que veía en sus áreas.
«En cuanto a las pérdidas ocasionadas e indemnizar el valor de las mismas —afirma el director del Grupo—, se orientó al productor Genobebo Palacio contratar los servicios de un abogado en el Bufete Colectivo, y establecer la correspondiente reclamación contra su CCSF Hermes Rondón, pues es con ella que tiene vínculo contractual. A su vez, la CCSF la establecerá contra el CAI Arrocero, ante la Sala de lo Económico del Tribunal Provincial Popular de Granma, órgano competente para conocer y decidir sobre el asunto, y el cual determinará los responsables de reparar el daño, e indemnizar si así lo considera».
Al final, lo esencial es que los tribunales tomen carta en el asunto con agilidad y hondura, para que el culpable de las pérdidas reciba su merecido y tenga que indemnizar al campesino por ellas. Sea quien fuere.