Acuse de recibo
El pasado 13 de abril reflejé la queja de la lectora Margarita Salinas, residente en la ciudad de Ciego de Ávila, acerca de dificultades que confrontó para extraer dinero de su cuenta de ahorro en la Sucursal 251 del Banco Metropolitano, en 23 y J, Vedado, en la capital.
Margarita contaba que tiene una cuenta de ahorro en una sucursal del Banco Popular de Ahorro en su territorio. Y, de visita en La Habana, intentó extraer de su cuenta en la sucursal de 23 y J; pero la oficial de salón le dijo que no podía hacerlo, pues ya había realizado una extracción antes de viajar a la capital.
Sin embargo, en la sucursal 250 del Banco Metropolitano, en Línea y Paseo, fue todo lo contrario: pudo hacer la extracción sin problemas, perteneciendo a la misma entidad que la de 23 y J que se lo denegó.
Al respecto, responde Manuel A. Vale, presidente del Banco Metropolitano, que esa institución tiene firmado un acuerdo con el BPA, mediante el cual el titular de una cuenta, en cualquiera de los dos bancos, podrá realizar en una sucursal diferente a aquella donde tiene formalizada su cuenta, una sola extracción de hasta dos mil pesos, siempre que la última operación registrada se haya efectuado en la sucursal donde se abrió la cuenta.
Precisa Vale que «la oficial de salón de la sucursal 251 actuó incorrectamente, al negar la atención a la cliente, como se establece en el Manual de Instrucciones y Procedimientos del Banco; razón por la cual se le aplicó la correspondiente medida disciplinaria, al amparo del Decreto Ley 176 de 1997».
Afirma el Presidente del Banco Metropolitano que se dirigió a la clienta Margarita Salinas, expresándole sus disculpas por las molestias ocasionadas.
Rosa María Rivada (Daoiz No.111, entre Churruca e Infanta, Cerro, La Habana) es una madre agradecida al Centro Penitenciario de Valle Grande, «por el excelente trabajo de reeducación que realiza la dirección del penal, encabezada por el teniente coronel Julio Perera Ferrer, oficiales, médicos y el personal en general que labora en ese centro, sobre la base de la disciplina, el respeto y la dedicación».
Afirma Rosa María que, aunque allí se encuentran personas que han quebrantado las leyes de nuestro país, son seres humanos. «Es digno de destacar el esfuerzo encaminado a devolver a la sociedad en que vivimos un hombre mejor», remarca.
Rosa María precisa que tiene a su hijo recluido en ese centro, por haber violado las leyes de nuestro país; además de presentar problemas de salud, y la atención recibida durante estos seis meses es meritoria de destacar; apunta y enfatiza que no le ha faltado calor humano y preocupación por su enfermedad.
Rosa María quiere transmitir ese mensaje de reconocimiento, en nombre de muchos familiares de reclusos que se encuentran allí los días de visita, por el apoyo brindado a estos por los trabajadores del centro penitenciario de Valle Grande.
Sigue llegando ruido sobre el ruido. Y no nos cansaremos de abogar por el respeto a la paz y la tranquilidad ciudadanas.
Carmen González escribe en nombre de los residentes en la calle Línea, entre William Soler y Milanés, en la ciudad de Bayamo, para protestar públicamente por las molestias, más bien la tortura sonora que ocasiona el cabaret del vecino Complejo Recreativo Guajiro Natural.
Significa que ese centro difunde la música, de martes a domingo después del mediodía, a decibeles que sobrepasan lo permitido, al punto de que puede escucharse perfectamente a cinco cuadras del sitio. La ironía es que tal desafuero se registra incluso sin tener un solo cliente en la unidad.
«No sabemos ya a quién recurrir, sostiene, pues hicimos todas las gestiones posibles con la delegada de la circunscripción. Hicimos una carta a los gobiernos municipal y provincial, a la delegada del CITMA en la provincia. Nos comentaron que iban a ver el asunto, y nada.
«En dónde están los derechos del pueblo? ¿Qué autoridades van a resolver la paz, el silencio y el respeto a los vecinos?».