Acuse de recibo
Suponga que usted pagaba un importe estándar por el servicio eléctrico y de pronto suben las tarifas y su consumo lo lleva a pagar unos 200 pesos. Seguramente se le haría un nudo en el bolsillo. Pero bueno, usted comprende que sus equipos —entre estos un motor para el agua— consumen bastante y que era necesario aumentar el precio del servicio eléctrico. Y paga.
Si de pronto la cifra alcanza los ¡539 pesos!, sin que una sola de sus habituales actividades varíe, entonces el grito toca literalmente el cielo. Usted solo puede imaginárselo, pero al habanero Enrique Gómez Pérez (Finca San José, San Antonio de Río Blanco, Jaruco) le llegó en diciembre de 2009 el astronómico importe.
Cuenta el remitente que presentó su queja a las oficinas de la Empresa Eléctrica en el territorio y recibió por respuesta que debía pagar; pues de lo contrario, después de dos meses le quitarían el servicio. Con angustia desembolsó el dinero, pensando tal vez que el error no se repetiría.
Al mes siguiente, sin embargo, volvió la cuenta por el firmamento. Fue a ver a quienes atienden a la población en la referida entidad y le explicaron que estaban estudiando alguna variante de solución para su asunto, refiere Enrique.
«Conscientemente he pagado los recibos eléctricos, pero la situación se ha ido de castaño oscuro y temo que estudiando y estudiando me pase varios meses con el mismo problema.
«Envié una carta al Poder Popular del municipio y no he recibido respuesta hasta ahora. Mi familia y yo somos personas responsables, que sabemos de la situación energética que atraviesa el país. Para nada derrochamos electricidad; por el contrario, ahorramos al máximo. Pero el único salario que entra a mi casa son 250 pesos. Y no tengo cómo pagar lo que no estamos consumiendo», se duele el habanero.
Veinte años. Ese tiempo ha transcurrido desde que la familia de Frank Góngora Almaguer (calle B, No. 43, entre 3ra. y 4ta., Cristino Naranjo, Cacocum, Holguín) perdió su casa debido a un accidente de tránsito.
Según dimos a conocer aquí el 5 de enero último, hace dos décadas, este hogar holguinero fue embestido por el tractor que conducía un chofer ebrio, y quedó reducido a escombros. De inmediato, refería Frank en su misiva, el Gobierno local comenzó a ayudarlos, pero el impulso alcanzó solo hasta el cerramento de la vivienda, un sinfín de trámites, un expediente a estas alturas extraviado y la incertidumbre.
Al respecto, recibimos el 5 de febrero pasado la misiva de Archy. F. Lam Ayala, director de Vivienda en la provincia de Holguín. Sostiene Archy que luego del accidente las autoridades del territorio dieron apoyo al núcleo familiar, facilitándole la adquisición de materiales para reconstruir la casa.
«La señora Digna Almaguer, madre del remitente, que en aquel momento representaba a la familia, compró los recursos que le permitieron llevar la construcción hasta el nivel de cerramento. Después de estar la edificación a esta altura, en el año 1997, la señora se dirige a la Dirección de Arquitectura y Urbanismo y solicita una licencia de construcción, que le fue otorgada el 2 de septiembre de aquel año».
Una vez concedido este documento, prosigue el directivo, ni Digna ni ningún otro miembro de su familia volvió a contactar a las entidades del Sistema de la Vivienda, ni a las autoridades de la provincia, por lo que los dirigentes actuales desconocían el caso.
«En visita realizada a Digna (…) pudimos conocer que su hijo, durante los últimos meses del pasado año, se acercó a la comisión de selección de la circunscripción para realizar acciones constructivas; y que el presidente de la misma le informó que tendrían en cuenta su situación para las próximas selecciones.
«Este caso —indica el funcionario holguinero— no podrá ser resuelto de manera inmediata debido a que la prioridad en estos momentos está dirigida a los derrumbes totales provocados por el huracán Ike, que son numerosos».
No obstante, finaliza Archy, ya las instituciones correspondientes conocen del problema y tratarán de resolverlo en la medida de sus posibilidades.