Acuse de recibo
La búsqueda de la justicia social, indisolublemente ligada al proyecto cubano de nación desde hace mucho, no debe descuidar jamás las necesidades singulares. A eso apela la doctora Ismari Saavedra Rodríguez (Calle 4ta. del Sur, No. 17, Calabazar de Sagua, Encrucijada, Villa Clara), quien ha enfrentado fuertes barreras para estudiar una especialidad además de la de Medicina General Integral (MGI).
Médica desde 1990 y graduada de MGI en 1995, Ismari, de 43 años, atiende la consulta municipal de Psiquiatría infanto-juvenil —de la que es diplomada— hace dos años. Según cuenta, recientemente a su municipio llegó una especialidad y le retiraron el derecho a optar por ella porque es madre de una niña Síndrome Down.
«Afirman que por esta condición no poseo derecho a seguir estudios, ni maestría… que yo tengo muchos problemas y me tengo que resignar a no seguir superándome»… narra la remitente.
Y agrega que desde la Dirección de Salud en Encrucijada le retiraron el permiso para optar por los citados estudios «alegando irregularidades como licencia sin sueldo y que estoy eximida de guardia médica».
Siguió la galena tratando de hacer valer sus derechos y fue a la Dirección Provincial de Salud. Allí llegaron a manifestarle, según cuenta, que «su hija no era un trofeo para abrir puertas y darle una especialidad», cuando lejos de aperturas, de lo que se trataba era de cierres.
Posteriormente se dirigió a los departamentos de Docencia y Asistencia Médica del MINSAP. Como resultado de esta gestión se envió una comisión a Encrucijada. Luego de analizar el caso le manifiestaron: «Es cierto lo que usted plantea; pero es verdad lo que dice la Dirección Municipal, que usted tiene muchos problemas, además, su hija enferma…». Y le ratificaron la desconfianza en que ella pudiera cursar la especialidad.
«Todavía no puedo entender que esto esté sucediendo», culmina la médica villaclareña. Y este redactor espera que al menos lleguen a ella argumentos menos discriminatorios que los narrados en la misiva.
A Margarita Águeda Vázquez Reyes (Ave. 66, No. 3308, apartamento 2, entre 33 y 35, en Cienfuegos) casi no le quedaban trámites que hacer cuando nos escribió en julio último para contarnos sus dificultades para acceder al agua potable.
En agosto de 2008, de la Dirección de Acueducto y Alcantarillado municipal la enviaron a hablar con su delegada en la zona 13 y con la técnica de Vivienda del Consejo. Ambas prometieron ir a la casa, contestar o dar alguna solución, pero nada.
Después visitó la Dirección Provincial de Acueducto y Alcantarillado y volvió a la instancia municipal de este organismo. Le comunicaron que de la Dirección de Vivienda debían reportar el caso.
Posteriormente llegó la explicación de que no se estaban haciendo trabajos en las acometidas… hasta que en febrero de 2009 le facilitaron por fin la compra de un tramo de manguera para efectuar su conexión. Ni aun así había resuelto la sequía de soluciones.
Al respecto nos escribe Roberto Pérez Martínez, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado en Cienfuegos. En su telegráfica respuesta, Roberto reafirma la contestación ofrecida tanto en la provincia como en el municipio:
«La compañera debía tramitar su solicitud por la Vivienda, pues se trata de un pasaje, es decir, un hogar multifamiliar. Además, se le orientó que debía canalizarlo con el técnico de la Vivienda de su Consejo Popular, para que este realizara la tarea técnica y luego la Unidad Municipal de Inversiones de la Vivienda contratara a nuestra empresa para realizar esta labor como trabajo a tercero. De existir todo lo anterior… nuestra entidad no tiene ningún inconveniente en efectuar la instalación de la acometida».
Agradecemos a Roberto su respuesta, y no nos queda más que esperar a que la Dirección de Vivienda en Villa Clara, en cuyo terreno está la responsabilidad, se pronuncie y haga las gestiones pertinentes para que Margarita pueda, al fin, tener agua.