Acuse de recibo
Todo parece indicar que ya se descongela la historia del helado fraudulento en el Sylvain de 23 y C, en el municipio capitalino de Plaza, denunciada aquí por el lector Jorge Castellanos el pasado 29 de julio.
Volvamos atrás: entonces, él contaba que el 25 de julio adquirió un pote de helado marca Nestlé en esa unidad, y constató que era falsificado, como si fuera «hecho en casa» y puesto allí para ganarle algo «por la izquierda». Lo comparó con otro de la misma marca y pudo apreciarse la diferencia, ante los ojos de la dependienta.
El 30 de agosto pasado revelé la respuesta de Ronald Meter Hoebcke, gerente general de la empresa mixta Coralac S.A., fabricante de los helados Nestlé en Cuba: en síntesis, a raíz de lo publicado se personaron allí, tuvieron un encuentro con el administrador y se procedió a la revisión de la nevera de Coralac en esa unidad.
Detectaron que en la misma había otros productos que no están permitidos, por atentar contra la calidad del helado y violar el contrato de suministro. Verificaron los productos existentes en la nevera contra las facturas de las ventas hechas a Sylvain, analizaron muestras del helado existente para medir su correspondencia con los parámetros técnicos, y confirmaron que en ese momento de la visita no había helados adulterados.
Los de Coralac S.A. visitaron a Castellanos en su domicilio, le explicaron los procedimientos de calidad de la fábrica. Pero, al no estar ya el pote de helado adulterado, no pudieron analizarlo. Precisaba Hoebcke que en reunión con la dirección de Sylvain, esta reconoció que no correspondía a Coralac S.A. la responsabilidad de deslizar un pote fraudulento para la venta.
Al respecto responde ahora José Caballero Acosta, director de la Unidad Básica Provincial Sylvain, de Ciudad de La Habana, quien precisa que a raíz de publicarse la denuncia de Castellanos, se realizó una investigación en la unidad de 23 y C, y dado que habían transcurrido cuatro días, no pudieron obtener los elementos necesarios. Pero sí constataron «irregularidades en el sistema de venta, que son incompatibles con nuestro sistema de control y dirección».
El director informa que se decidió remover durante un año de su cargo al administrador de la unidad, y separar definitivamente de la misma a las dependientas. Y finalmente agradece la denuncia hecha por Jorge Castellanos «en defensa de sus derechos y los del pueblo, que nos obliga y nos exige ser más veladores del servicio que prestamos».
Al inicio de esta columna sostuve que «todo parece indicar que ya se descongela la historia del helado fraudulento en el Sylvain de 23 y C». Y el pequeño margen para la duda responde a que no siempre con expulsiones y sanciones se resuelven los problemas del engaño al consumidor, si no se mantienen el control y el rigor de todos los días. El fraude es como una hidra, que se regenera ante cada tajazo.
Roberto Escobar Peña (calle 133 número 24, entre 70 y 138, Reparto Médico, Jobabo, en Las Tunas) cuenta que después de muchos esfuerzos en la construcción de su casa durante 15 años, logró ponerla a nivel de mojinetes (caballete). Y como la obra estaba vinculada a la Empresa de Mantenimiento Constructivo, le asignaron un techo y la tarea de darle terminación, después de un largo tiempo de inactividad y de que no dieran recurso alguno.
Pero ahora a la casa le faltan cinco persianas, el marco de la puerta del baño, el enchape del mismo, la iluminación de dos habitaciones, los interruptores y varios tomacorrientes. Y toda la vivienda está sin pintura.
Lo insólito para Roberto es que, en esas condiciones, ya dieron la vivienda por terminada, y la quieren cobrar como tal. El director de la Empresa le dijo que la van a cobrar por metros cuadrados, sin tener en cuenta el valor de todo lo que falta.