Acuse de recibo
La garantía, esa facilidad comercial que se supone proteja al consumidor, se resiente muchas veces por la manipulación burocrática que se hace de ella, y la supeditación desventajosa y enrevesada del cliente al suministrador. Tal es el caso de Enio Neninger (calle 39 número 1804, Aguacate, La Habana): el 6 de diciembre de 2008 compró en la tienda La Verbena, de Madruga, un equipo DVD que ya en febrero de 2009 no funcionaba. Lo llevó al taller especializado que le correspondía, en San José de las Lajas (ya de por sí el cliente es quien debe trasladarse, en un país con tantos problemas de transporte). Allí le dijeron que debía esperar por un técnico de la capital, quien va una vez por semana y repara los equipos al momento. El 8 de marzo fue el técnico, pero... sorpresa: no reparaba al momento. Y había «una concentración de personas» con el mismo problema del DVD. Hizo una larga cola, y el técnico le dijo que se llevaba el equipo pues allí no tenía medios para solucionar nada. Mediante un amigo que reside en San José de las Lajas, ha estado al tanto del asunto. El 15 de marzo, el técnico tomó vacaciones y lo sustituyó otro, pero no tenía respuesta. Dijo que por problemas en el almacén nada se pudo hacer; que continuaran llamando por teléfono. El 21 de abril, cuando me escribió, el técnico de la primera vez le dijo que debía llamar al Centro de Reparaciones, a Pablo. Lo llamó, y este le dijo que le iba a enviar un equipo DVD nuevo del mismo tipo. Enio se niega, teniendo en cuenta que a muchos clientes les salió con problemas: quiere su dinero. Y Pablo le informó que debía dirigirse a Santa Cruz del Norte y llevarle a Roberto una carta de reclamación, en la cual argumente por qué no quiere el equipo y solicita el dinero. Roberto la recoge y la lleva para la capital, donde se reúne una comisión y determina qué hacer. «Por lo pronto —afirma Enio—, llevo 21 días sin el equipo que compré con tanto sacrificio, y ahora debo seguir esperando por que algunas personas, como si fueran César, me perdonen y me devuelvan mi dinero, o me condenen a seguir con algo que no quiero».
Luz verde a la amabilidad: Arnoldo Feria Navarro (Edificio LH-8, apartamento 3, Zona 11, Alamar, Ciudad de La Habana), escribe para felicitar al colectivo de la Dirección Municipal de Trámites de Licencia de Conducción del municipio de Centro Habana, por «su trabajo excelente, el trato impecable y la amabilidad sin límites con todos los que pasamos por allí a hacer cualquier tipo de trámites. Y lo extiende a sus homólogos de la Dirección de Guanabacoa, que se encuentran provisionalmente trabajando allí pues su unidad está sometida a reparaciones.
Contrato, pero sin trato adecuado: Odalys Margarita Pérez (calle 49 número 5005, entre 50 y 52, Cienfuegos) es miembro de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas (ACAA), y en esa condición mantiene vínculos contractuales debidamente legalizados con el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), mediante los cuales se comercializa su obra. Y luego de cumplir con las obligaciones que le son inherentes a ella como creadora, según el contrato, se encuentra con que el FCBC, sucursal Cienfuegos, hace tres meses que no materializa el pago al cual ella tiene derecho por la comercialización de esas producciones. La institución incumple el capítulo 6 del contrato, específicamente el acápite 6,3, que literalmente expresa: «La frecuencia de pago será mensual, cumpliéndose los demás requisitos referidos al pago estipulado en este contrato». Precisa ella que tal situación la ubica en un estado de indefensión económica, pues le limita la adquisición de las materias primas con que trabaja. En análisis realizados con el FCBC, este achaca la demora a trámites burocráticos, que resultan increíbles e injustificados, toda vez que la actividad económica del mismo no se ha paralizado, y el pago a que tengo derecho proviene de la deducción de un ingreso que ya he realizado con anterioridad». Odalys Margarita especifica que tal situación no es solo de ella, la sufren «la mayoría de los artesanos y artistas plásticos que mantienen vínculos con esa entidad». Habría que ver qué sucedería si Odalys Margarita no cumpliera a tiempo sus deberes para con el Fondo Cubano de Bienes Culturales y sus obligaciones fiscales.