Acuse de recibo
El alcance de un problema no puede calcularse con ciegas reglas matemáticas, por el número de personas que afecta. El sufrimiento de un solo ser humano debe interesar tanto como el reclamo de una colectividad; aunque por ahí persisten estilos que privilegian las soluciones globales y estandarizadas, sin detenerse en un rostro y una historia.
Animado de estas reflexiones fue que el pasado 24 de febrero reflejé aquí el reclamo de Bárbara Miranda, una madre que allá en la calle Invasión 455 D, Mantua, Pinar del Río, sufre por las insatisfechas ansias de superación de su hijo, un joven que padece una enfermedad denominada Distrofia Muscular Progresiva del tipo Duchenne.
Bárbara contaba entonces que el muchacho, quien perdió la locomoción cuando cursaba el sexto grado, siempre ha tenido una insaciable sed de saber. Hizo la secundaria básica en su casa, pues los maestros iban hasta allí a impartirle las clases. Posteriormente se incorporó al Curso de Superación Integral para jóvenes y lo concluyó, con uno de los mejores expedientes. La madre está sumamente agradecida a la Revolución por todo esto, y porque le paga a ella un salario por cuidar a su hijo en la casa, un sueño en cualquier país del mundo. Y después de tanto, llega un límite que no puede traspasar la perseverancia de su hijo.
El joven intentó matricular la Licenciatura en Cultura Física para estudiar precisamente la especialidad de Ajedrez, pues tiene sus dotes para el juego ciencia, y ha obtenido óptimos resultados en lides municipales y provinciales. Todo se traba porque el aula donde debe recibir clases dos veces a la semana en la Sede Universitaria Municipal, está a un kilómetro de su casa. Se interpone también el hecho de que el joven requiere condiciones específicas para hacer sus necesidades fisiológicas; para beber algo hay que sujetarle el vaso. Y así, ciertos requerimientos que le hacen muy difícil el pasarse un día entero en clase.
Bárbara habló con los profesores de la Sede, y ellos están dispuestos a impartirle clases en su casa al muchacho, pero la dirección del centro plantea que es imposible, pues existe una resolución que estipula que todo universitario tiene que estar incorporado a las aulas. Ella cree que casos como el de su hijo bien podrían tener una diferenciación.
Al respecto, responde María Isabel González, asesora de la Dirección de Ingreso del Ministerio de Educación Superior, quien recalca que se realizaron las investigaciones pertinentes, y al joven «se le ha brindado una atención especial, en la medida de las posibilidades del centro universitario», aunque asegura que «ha habido dificultades en la tutoría constante necesaria para el estudiante».
Manifiesta que en principio se le ajustó el programa de estudios y está recibiendo clases. Pero debe tenerse en cuenta, subraya, que la carrera de su interés es Cultura Física, y aunque él se incline hacia el ajedrez, hay una serie de disciplinas a vencer, las cuales requieren de computadora y de una atención más sistemática. Por otra parte, las condiciones de la Sede Universitaria Municipal, de manera general, tampoco son óptimas para un impedido físico motor que debe tener todas las facilidades en cuanto a servicio sanitario, transportación y otros requisitos.
Sostiene que la atención a este caso tan excepcional debe ser integral: «No basta con acciones de Educación Superior, que ya le está facilitando la continuidad de estudios. Se requieren acciones concretas de los Gobiernos local y provincial, de la UJC y la FEU allí, y localmente decidir qué es lo más conveniente y racional para este caso».
La asesora sugiere que «tal vez exista un Joven Club para sus prácticas de computación, o sea más conveniente gestionar con el organismo o institución apropiados la entrega de una computadora para su uso personal». No obstante, asegura que la Dirección de Ingreso del Ministerio de Educación Superior se mantendrá al tanto de la atención al joven.
Agradezco la positiva respuesta. De nuevo se demuestra que los imposibles son relativos. Lo otro es que de la otra parte, entre las autoridades, instituciones y organizaciones del territorio, haya sensible receptividad al llamado de María Isabel.