Acuse de recibo
«¿Quién le aplica el bisturí a tales indisciplinas?», preguntaba este redactor el pasado 12 de abril, al comentar ciertas irregularidades administrativas detectadas en el Instituto de Oncología, en la capital, por un paciente que por demás es médico, y quien, al mismo tiempo, elogiaba la atención facultativa en ese centro.
Ahora el doctor Esteban García Arzola, director de esa institución, muestra la voluntad del bisturí sanador, en su carta de respuesta a las inquietudes vertidas aquí por el doctor Jorge Rafael Carles, vecino de Simón Bolívar 306, entre Maceo y Martí, en la legendaria ciudad de Trinidad.
Entonces, Jorge Rafael agradecía la esmerada y profesional atención médica recibida en ese hospital, y al mismo tiempo denunciaba que en la recién reparada sala E, donde estuvo internado, hubiera tupiciones en varios lavamanos. También consignaba que muchas veces la dieta la ofrecían en horarios desajustados, y la mayor parte de las veces la calidad no era la mejor. En varias ocasiones el material de curación esterilizado para los pacientes llegaba a la sala cerca del mediodía, y a esa hora es que empezaban las curas. Las historias clínicas se extraviaban temporalmente y no se encontraban en el momento y lugar adecuados.
Al respecto, el Director del hospital enfatiza que el objetivo fundamental del centro es mantener los niveles de atención médica con la mayor calidad posible, a pesar de los inconvenientes que conlleva un proceso inversionista como el actual en ese centro, sin evacuar el hospital, «ya que esto implicaría la pérdida de servicios necesarios para el paciente oncológico»...
Por ello, precisa, se han visto impelidos a forzar el proceso de puesta en marcha de las salas de hospitalización, «con las consiguientes dificultades que esto genera, incluyendo desperfectos en los servicios hidrosanitarios, que deben ser resueltos con la presencia de los pacientes en dichas salas, y la acción mancomunada de mantenimiento con los obreros de la construcción».
Aclara el doctor Esteban que la inestabilidad en las áreas de esterilización y la cocina-comedor se originó por dificultades con el servicio de vapor, el cual a su vez se vio afectado, excepcional y puntualmente, por problemas con el suministro de petróleo en esos días.
También refiere que el proceso constructivo al que se ha sometido el hospital afectó el desagüe del área contigua al archivo y al cuerpo de guardia, donde han tenido lugar inundaciones que incidieron en el servicio de esas unidades.
No obstante, significa que «a estas afectaciones de orden material se unen, en algunas ocasiones, otras de carácter subjetivo, que empeoran estas circunstancias, y por ende la atención que en determinado momento se ofrece al paciente. En ese sentido se han tomado medidas disciplinarias en el orden laboral con algunos trabajadores infractores del reglamento de nuestra institución».
Enfatiza el Director en que están enfrascados «en la discusión con sus unidades organizativas de los elementos que las lleven a obtener la condición de Colectivo Moral, con la cual se cree el clima político capaz de erradicar los factores subjetivos que generan insatisfacción en pacientes y acompañantes».
Y patentiza: «el Instituto de Oncología se ha caracterizado siempre, y en especial en estos cuatro años de proceso constructivo, por luchar contra todas esas dificultades, en función de mantener los indicadores hospitalarios que hoy mostramos, unidos a logros en el orden científico-técnico, lo cual fue significado también por el doctor Jorge Rafael en calidad de paciente en esta ocasión, dado, entre otras cosas, por los resultados obtenidos en su tratamiento, el cual mantiene todavía con nosotros».
El Director señala finalmente que el doctor-paciente, en entrevista sostenida con él, estuvo conforme con la respuesta que hoy nos traslada. Y respalda la interrogante sobre el bisturí a las indisciplinas lanzada por este redactor, al expresar que aquellas «requieren de un tratamiento enérgico para garantizar los resultados a los que aspiramos».