Acuse de recibo
La primera carta de hoy es la respuesta de Manuel A. Vale, presidente del Banco Metropolitano, a la inquietud del lector capitalino Marcos Pérez, reseñada aquí el 22 de diciembre de 2007, acerca de la supuesta escasez de monedas fraccionarias y de billetes de bajo valor que aducen empleados del comercio, la gastronomía y los servicios, para en no pocas ocasiones eludir el vuelto que deben dar a los clientes.
Aclara Vale que, dado que el Banco Metropolitano atiende casi en su totalidad a la capital, «no existe escasez de monedas ni de billetes de ningún tipo en nuestras sucursales. Existe toda la moneda fraccionaria necesaria para atender los requerimientos de nuestra circulación monetaria».
Y aconseja que, si algún comercio o persona tiene algún ejemplo concreto de una solicitud de moneda fraccionaria a una de las sucursales de dicho Banco, que no haya sido atendida, pueden comunicarlo al teléfono 870-2904, de la oficina Central del Metropolitano, para depurar responsabilidades.
Gracias por despejar esa duda.
La segunda carta es también una respuesta, pero antes póngase en el lugar del manzanillero Adolfo Bernardo, como me situé el 13 de diciembre de 2007, cuando reflejé aquí su queja:
En enero de 2007 entregó su viejo refrigerador por un flamante Haier, como parte de la Revolución Energética. Y comenzó a pagar el nuevo. Pero ya en mayo se le congeló la alegría, cuando el equipo comenzó a descongelarse.
Lo reportó en el taller correspondiente y el técnico lo visitó. Diagnosticó un salidero de gas. Luego de esperar, al fin le facilitaron un equipo similar mientras atendían el suyo. El primero de septiembre le devolvieron el reparado, y ya el 26 de ese mes no congelaba. Lo reportó de nuevo y el equipo estaba propuesto en el DIVEP para cambiárselo. Pero tenía que esperar. Esperó muchísimo, y el 13 de diciembre, cuando se reveló aquí su caso, aún esperaba por el cambio prometido. Esperar, esperar...
Ahora responde Salvador González, director de la Empresa Provincial de Comercio, Gastronomía y los Servicios en Granma, quien precisa primeramente algunos detalles de la historia: el 18 de junio de 2007 fue que el cliente reportó por primera vez el Haier, en el taller de reparación de la Unidad Básica de Servicios de Manzanillo. El 20 de ese mes, el mecánico le visitó y diagnosticó que era un salidero interno.
Se llevó el equipo para el taller y se le aplicó el fondo de giro (se le presta un refrigerador mientras se atiende el suyo). En todo ese proceso transcurrieron dos meses, y después de reparado el equipo se le entregó, a cambio de la devolución del sustituto.
El 28 de septiembre de 2007 el cliente reportó de nuevo el equipo, por el mismo problema, y además por rajaduras en el mueble interior. El 29 fue el mecánico a su casa a revisarlo. Y el 5 de octubre de 2007 la Unidad Básica de Servicios de Manzanillo informó al supervisor de DIVEP en esa ciudad la situación diagnosticada, mediante un documento firmado por el administrador del taller de refrigeración y el jefe de taller.
Entonces, el supervisor de DIVEP en Manzanillo manifestó que había que esperar por que el especialista de Garantía de DIVEP en Granma lo revisara y cambiara, pues esta última operación estaba bajo su responsabilidad. Según González, el cambio vino a realizarse el 14 de diciembre de 2007, un día después de que fuera publicada la denuncia.
Al menos, González aclara la parte de ellos en el asunto: «Nuestra empresa accionó dentro del rango del ciclo de servicio que está regulado por la Resolución ministerial 209/87, quedando demostrado que la Empresa de Servicios no es responsable de la tardía solución del cambio de refrigerador».
González es cauteloso en su respuesta, pero los números son elocuentes: Desde el 5 de octubre de 2007 «la pelota» estaba del lado de DIVEP. Y todo indica que, entre el visto bueno para el cambio, que dependía de un especialista, y el cambio mismo que tanto urgía a ese cliente, DIVEP demoró el proceso en más de dos meses, y lo cerró al siguiente día de revelarse en esta sección. DIVEP no ha respondido su parte, que es buena parte de esta dilatada historia.