Acuse de recibo
No quiero adentrarme en el detonante que pueda representar esta sección con sus denuncias para agilizar la solución de muchos desaguisados. No deseo, sobre todo para que no vayan a acusarme de pretencioso, ni de creerme una especie de Elegguá periodístico, que abre los caminos; pues muchas veces no tengo la confirmación de que ya se trabajaba en ello, y se buscaba una solución con hechos más que palabras, cuando el mal fue revelado aquí.
Lo cierto es que hoy traigo la respuesta de Alberto J. Valdés, director del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, acerca del alerta lanzado en esta sección el pasado 31 de enero, por el lector Rider Victoria, residente en Sibanicú, en el territorio agramontino.
Entonces, Rider revelaba que la antigua casona que fuera escenario de la firma de la Constitución de la República en Armas, en La Yaya, ese monumento nacional que todo patriota debe venerar, sufre un acelerado deterioro, con filtraciones y roturas de vigas y tejas.
La situación es tal que se decidió desmantelar el techo, y posteriormente el Gobierno local planteó que no había recursos para acometer la reparación del museo, que ahora está a merced de la lluvia y el viento, según el denunciante.
Rider también se preocupaba por el hecho de que la brigada que acometió el desmantelamiento no es una fuerza especializada en trabajos patrimoniales. Y consignaba que los trabajadores del museo continuaban esperando por la anunciada visita de los especialistas de Patrimonio en la provincia, en pos de que se salve sitial tan glorioso de nuestra historia.
A propósito, Valdés reconoce que la preocupación de Rider es lógica, aunque señala que «para divulgar una situación, por muy crítica que sea, no se debe exagerar ni añadir más de lo que la realidad muestra». Pero el funcionario coincide en que el inmueble presenta serias afectaciones.
Refiere el director que esa institución realizó una visita a La Yaya el 6 de febrero pasado —6 días después de lo publicado— para realizar un dictamen técnico. Y en aquella comitiva se encontraban representantes del MINAZ en la provincia, del gobierno municipal, Cultura y otras entidades.
Precisa que la edificación presenta «un alto grado de deterioro en su cubierta y un deterioro parcial en paramentos exteriores e interiores, ocasionadas por las lluvias, así como por la falta de mantenimiento. Se observa deterioro en tablazón, rollizos y vigas soleras, con alto grado de humedad, pudrición y ataque de insectos».
Aclara que, al momento de la visita, se le había desmontado la cubierta de tejas en el área del salón principal, en la pendiente desde la cumbrera hasta el portal. Y se mantiene solo la tablazón. En el área del portal fueron retirados casi en su totalidad la teja criolla, el cartón asfáltico y tablazón, y quedaban al descubierto los rollizos que conforman el sistema estructural de ese tipo de techumbres.
Detalla Valdés que la labor de desmantelamiento fue acometida por una brigada del complejo agroindustrial Siboney, quienes guardaron estos materiales, debidamente almacenados y a buen recaudo.
El dictamen, apunta, arroja que el inmueble presenta deterioro en el sistema estructural de la techumbre, y en menor medida en otros elementos como vigas, soleras, limas y cumbrera, entre otros. En cuanto a las paredes de madera, tanto exteriores como interiores, la situación no es tan grave, sino puntual en algunas tablas y vigas de entramados, al igual que la carpintería de puertas y ventanas.
Al concluir el dictamen, se calculó el listado de materiales necesarios para la restauración que requiere el inmueble, y se realizan gestiones, asegura, para poder comenzar la intervención en el menor plazo posible. Y agradece que se haya revelado públicamente la situación, pues les ayuda a buscarle «una solución más rápida al problema que tiene este monumento desde hace algún tiempo».