Acuse de recibo
La Dirección de Servicios Comunales de Ciudad de La Habana reconoce la censura hecha aquí el pasado 12 de agosto, por la lectora Denia García, sobre los maltratos de los operadores de palitas mecánicas a aceras, contenes y parterres, cuando recogen los voluminosos desechos que la población bota indiscriminadamente en vertederos.
Mariana Hechavarría, jefa de Divulgación de Servicios Comunales en la capital, responde que esa es también una preocupación de dicha Dirección, y se toman ya medidas, en medio de un programa de rescate y reorganización de la recogida de desechos en la ciudad.
Aclara que ya comenzó la fiscalización para penalizar a los operadores y ayudantes con descuentos, por manifestaciones como esa, que dañan la calidad de su trabajo, y para responsabilizarlos con el cuidado del entorno y el medio ambiente, que es su razón de ser.
Señala que, sin ánimo de justificar, incide el que, con carencias de equipos, y ante la indisciplina social, que provoca elevados vertimientos de objetos voluminosos, se hace imposible recoger estos por parte de los camiones especializados. Y como se acumulan muchos escombros y «tarecos», tampoco se pueden colectar manualmente. Por ello hubo que accionar las palitas.
Precisa que hoy, a partir de un nivel de equipamiento logrado, Comunales se enfrasca en un programa de reordenamiento y fiscalización del sistema de recogida, el cual establece, entre otros aspectos, que la población deberá depositar escombros y «tarecos» solo los martes, ubicándolos en áreas que no dañen aceras, contenes y áreas verdes. Para ello, solicitarán el servicio de recogida a los teléfonos 260 1440 o al 262 0587.
También informa que, como parte del rescate integral de todas esas actividades, se seleccionó un consejo popular por cada municipio capitalino, con la referencia piloto del consejo Rampa en Plaza de la Revolución, donde ya se aprecia la reanimación en los apeaderos, aceras, ubicación de cestos peatonales, revitalización de la jardinería y la sistematicidad en la recogida especializada.
Tal experiencia, apunta, irá generalizándose paulatinamente, con el lema: «La ciudad también es tu casa, consérvala limpia».
Agradezco la respuesta, y con el mismo espíritu alerta de Denia, espero que ese programa, a la par que sensibilice ante la indisciplina medioambiental, también penalice con efectividad y resolución, para dar señales que contengan a los transgresores del ornato y la higiene.
Hoy también traigo inquietudes de lectores que, no por breves, dejan de ser importantes:
Iván Salazar, de Tamarindo 204, entre Florea y Vega, en el capitalino Cerro, cuenta que el pasado domingo llevó a sus hijos al Parque Lenin, y no todos los aparatos del nuevo parque de diversiones estaban funcionando. Pero lo peor es que se fue el fluido eléctrico sobre las 2 y 30 o 3:00 p.m. Esperaron un tiempo prudencial, y cuando fueron a devolver los tickets, no les reponían el dinero. ¿Por qué?
Ricardo Figueroa, de calle 3 número 91, en Maniabón, en el municipio tunero de Puerto Padre, censura el que la pequeña tienda de CIMEX en ese poblado, un punto de venta, no ofrezca entre sus mercancías gomas de bicicletas. Le dicen allí que solo se venden artículos de primera necesidad.
Y Ricardo tiene su bici colgada del techo, sin gomas ni cámaras, en un pueblo donde los ciclos son «artículos de primera necesidad», ante la crisis del transporte. Para adquirirlas, hay que apurarse cuando las sacan en Puerto Padre. Pero siempre llegan tarde, cuando ya se agotaron. Y fuera de la tienda, los especuladores las ofrecen a precios más elevados. ¿Por qué no se venden en Maniabón?, reitera.
Leosbel Basalto, de calle A número 10, La Esperanza, en Camagüey, intentó comprar el 1ro. de octubre en el Centro Comercial Calle Cuba, de esa ciudad, metro y medio de una tela que vendían a 4,95 CUC el metro. Y la dependienta le dijo que tenía que comprar dos metros, porque la contadora tenía problemas y no registraba el «medio».
«¿Cómo es posible?, pregunta. ¿Por qué obligar al cliente a comprar más y a gastar más? ¿No hay informáticos para resolver esa situación? ¿Por qué la soga se revienta por el lado más débil?».