Una roca con cuasicristales extraída de las montañas Koryak, en Rusia. Autor: Cortesía de Producciones de la 5ta. Avenida Publicado: 21/09/2017 | 05:16 pm
Los cuasicristales, estructuras minerales que rompieron con el modo de concebir la materia sólida en los años 80 y que le valieron el Nobel de Química a Daniel Shechtman en 2011, son extraterrestres y provienen de los meteoritos conocidos como condrita carbonosa, según un estudio realizado por el físico teórico Paul Steinhardt, reportó El Mundo.es.
El nuevo estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), destaca que unas muestras de este material, tomadas en Rusia, demostrarían que su composición se originó en el espacio. Concretamente, los investigadores utilizaron la técnica de espectrometría de masa para medir las diferentes formas -o isótopos- de oxígeno, un elemento contenido en las partes de la muestra de los cuasicristales.
Según ha explicado Steinhardt, los resultados obtenidos acerca de los isótopos de oxígeno se acercaron más al patrón de los minerales que se encuentran en las condrita carbonosa que a aquellos que se originaron en la Tierra. Las muestras también contenían un tipo de sílice, que sólo se forma a muy altas presiones.
Para el científico, estos datos sugieren que los cuasicristales se han formado en el manto de la Tierra o en un impacto de alta velocidad, como el que se produce cuando un meteorito golpea la superficie de la Tierra. «Las evidencias indican que los cuasicristales se forman de manera natural en condiciones astrofísicas y se mantienen estables en escalas de tiempo cósmico», señala el estudio.
La carrera del Premio Nobel Daniel Schechtman ha estado siempre ligada a este mineral, aunque no siempre le ha supuesto alegrías. Así, cuando el científico presentó su hallazgo en los años 80 se encontró con la incomprensión de sus colegas, y su jefe en el laboratorio acabó invitándole a abandonar el grupo de investigación.
Schechtman sometió al cristal —luego conocido como cuasicristal— a varios experimentos, para descartar que se tratase de una agrupación simétrica de cristales idénticos. De este modo, descubrió que en realidad su simetría era quíntupla, igualmente imposible en las concepciones científicas de la época. El mineral, una aleación de aluminio, cobre y hierro, demostró que los cuasicristales podían formarse y permanecer estables en condiciones naturales. Sin embargo, el proceso natural que ha creado las estructuras seguía siendo una cuestión abierta hasta ahora.