El Monumento Seis del sitio de Tortuguero, y un ladrillo con jeroglíficos localizado en Comalcalco, México, han generado la confusión que ha atraído la atención mundial. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:16 pm
Comúnmente, comenzar un nuevo año es motivo de alegría. Proyectos frescos, energías renovadas, 12 meses repletos de oportunidades para saldar viejas cuentas y alcanzar nuestros más encumbrados sueños… Sin embargo, para algunos, en lugar de regocijo, iniciar el 2012 despierta temor y desasosiego.
Desde hace algún tiempo, muchas han sido las especulaciones en torno a lo que ocurrirá este año. Unos afirman que una gran explosión arrastrará al planeta hasta el centro de la galaxia, donde será devorado por un enorme agujero negro, mientras que otros hacen alusión a un enorme meteorito, que nos impactará causando gigantescos tsunamis.
Pero, sin dudas, la teoría más alarmante hace referencia a Nibiru, un supuesto planeta, cuatro veces mayor que el nuestro, descubierto hace miles de años por la civilización sumeria, que «chocará» contra la Tierra provocando el fin de los tiempos. Una idea que viene apoyada, además, por el fin del calendario maya, el 21 de diciembre de 2012.
La ciencia arroja luces
El temor general que ha circulado en todo el mundo ha llevado a la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), desde hace algunos años, a reiterar la falsedad de cualquier tipo de cataclismo próximo.
De acuerdo con el diario ABC, uno de los especialistas de la agencia espacial, el astrobiólogo David Morrison, un experto en el sistema solar de renombre mundial, ha tenido que salir a escena varias veces para aclarar que, aunque el mundo tiene muchas tristes razones para irse a pique, no hay ninguna señal de que ocurrirá precisamente en esa fecha, y mucho menos por un choque planetario o algo semejante.
Según Morrison, el origen de la extraña predicción de que la Tierra estallará en diciembre de 2012 se sitúa en un libro de ciencia ficción sobre la civilización mesopotámica del escritor Zecharia Sitchin (The Twelfth Planet, 1976).
Sus historias hablan de Nibiru, un planeta supuestamente descubierto por los sumerios, que orbita alrededor del Sol cada 3 600 años. A raíz de esta fantasía —dice Morrison—, una mentalista aseguró en su página web que los habitantes de un planeta que gira alrededor de la estrella Zeta Reticuli le habían advertido que el planeta Nibiru iba a chocar contra nosotros en 2003.
Como obviamente no sucedió nada —subraya el especialista— la hecatombe fue trasladada a diciembre de 2012. «Mucho más tiempo para vivir del cuento. Curiosamente, no ha sido hasta hace poco que estas fábulas se han relacionado con el hecho de que el calendario maya finalice en el solsticio de invierno de este año».
Para los científicos, esta historia no tiene ni pies ni cabeza. Hasta la fecha, ningún satélite ni sonda de observación se ha topado con Nibiru y, aunque las autoridades quisieran ocultarlo, miles de organizaciones astronómicas y aficionados en todo el mundo no dejarían en el anonimato tal descubrimiento.
«Un planeta así en nuestro sistema solar habría sido conocido desde hace mucho tiempo, por observación directa, por infrarrojos o por las perturbaciones gravitacionales en otros objetos», refirió Morrison.
El astrobiólogo asegura, además, que la gran mayoría de las fotos y videos colgados en Internet sobre el famoso planeta, respaldando aparentemente la idea de que ha estado oculto por el astro rey durante muchos años, se tratan en realidad de falsas imágenes del Sol causadas por reflejos internos de las lentes, llamadas a menudo «llamaradas de la lente». Según señala, el efecto aparece aún más claro en los videos, y es el mismo que se observa en fotografías de supuestos ovnis tomadas de noche con una luz muy fuerte.
Por otra parte, un grupo de expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México se reunió recientemente en Chiapas, al sureste de ese país, para analizar la filosofía sobre el tiempo de la antigua civilización maya, y develar nuevas pistas sobre sus supuestas teorías apocalípticas.
Según el diario BBC Mundo, los especialistas confirmaron un dato importante que, aunque ya se conocía, no ha sido lo suficientemente divulgado: los mayas no anticiparon el fin de la humanidad. Al parecer, en realidad lo que ese pueblo esperaba en diciembre de 2012 era el regreso de Bolon Yokte, uno de los dioses que, según su mitología, participó en el inicio de la era actual.
Así lo ratificó a BBC Rodrigo Liendo, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien afirma que los mayas nunca dijeron que habría una gran tragedia o un colapso del mundo este año.
«Ellos no pensaban de esa manera. Esa visión apocalíptica de la historia es algo que nos caracteriza a nosotros como occidentales, no es una filosofía de los mayas», aseguró.
De acuerdo con Liendo, el origen de la controversia se encuentra en el Monumento Seis del sitio de Tortuguero, y en un ladrillo con jeroglíficos localizado en Comalcalco, ambos, centros ceremoniales situados en Tabasco, al sureste de México.
El monumento alude a un evento místico que ocurriría el 21 de diciembre de 2012, durante el solsticio de invierno, cuando Bahlam Ajaw, un antiguo gobernante de ese lugar, se vislumbra como el futuro anfitrión de Bolon Yokte. Mientras que los jeroglíficos de la estela se refieren a la culminación de 13 baktunes, los ciclos con que los mayas medían el tiempo. Cada uno estaba compuesto por 400 años.
Así, en diciembre de 2012, culminaría un ciclo de creación e iniciaría otro, lo cual pudo generar la confusión que ahora atrae la atención mundial, explicó Liendo.
«La medición del tiempo de los mayas era muy compleja. Hacían referencias a eventos en el futuro y el pasado, hay fechas que se proyectan a cientos, miles de años en el futuro», dijo el especialista.
Con él coincide la periodista Laura Castellanos, autora del libro 2012. Las profecías del fin del mundo, quien considera que la noticia sobre un desastre mundial ha logrado expandirse como pólvora, gracias a la convergencia de varios factores.
«En la cultura occidental siempre ha habido una oleada milenarista que anticipa catástrofes u otros acontecimientos cada vez que se cumplen diez siglos. Y al mismo tiempo existe una crisis ideológica, religiosa y social», explicó la escritora a BBC Mundo.
«Pareciera que hay gente que no tiene a qué asirse, ideológicamente. Es muy peculiar que el pensamiento del eterno retorno, que impactó a culturas ancestrales, ahora cobre fuerza», agregó.
La gallina de los huevos de oro
Además de generar incertidumbre, el rumor sobre el fin del mundo en 2012 ha venido muy bien a no pocos bolsillos. Hasta la fecha, han sido publicados cientos de libros que hablan sobre el tema, sin contar las páginas web, que se han multiplicado considerablemente en los últimos meses.
La más flagrante, según denuncia el astrobiólogo de la NASA, David Morrison, fue una falsa web científica lanzada por los promotores de la película 2012, estrenada en el año 2009. En realidad se trataba de un montaje publicitario, que aseguraba haber sido creado por una institución para la continuidad humana, dedicada a la investigación científica, con una única misión: la supervivencia de las personas.
La web aseguraba que la institución fue fundada en 1978 por líderes internacionales de las esferas política, económica y científica. Sugería, además, que en 2004 los especialistas confirmaron la evidencia, con un 94 por ciento de probabilidades, de que el mundo sería destruido en 2012.
«Esta técnica de marketing viral, llamada así porque se expande como los virus informáticos, no es inocente. Busca resultados económicos bajo una mentira, pero sus efectos no son solo hacernos quedar como tontos, sino que confunden a muchas personas y pueden generar temores innecesarios», comentó Morrison.
No son pocas las personas en el mundo que actualmente compran supuestas guías de supervivencia, e incluso hay empresas que ofrecen espacios en búnkeres subterráneos con todas las comodidades para vivir algún tiempo.
Mientras tanto, aconsejamos a los lectores disfrutar pletóricos, como siempre, el paso de esta nueva frontera entre dos años, y disponerse a vivir mucho mejor el próximo, porque la felicidad es el primer antídoto contra cualquier apocalipsis.