LA HABANA, octubre 8.— En Cuba existen unas 323 especies botánicas invasoras, que llegaron de manera intencional o involuntaria a causa de la actividad humana, y de esas el marabú lidera la lista de las 100 más agresivas, según PL.
Así afirmó la botánica cubana Ramona Oviedo, quien encabeza un proyecto investigativo de especies de la flora, iniciado en la década de los años 80 del pasado siglo.
Entre las más peligrosas del medio terrestre se encuentran además la casuarina o pino de Australia, pomarrosa, leucaena-ipil-ipil, aroma, tulipán africano, y el cayepút o melaleuca, así como la lechuguilla y el jacinto de agua, ambas de hábitat acuático, explicó la especialista.
Como parte de la segunda parte de este proyecto, que se extenderá hasta el 2014, se trabaja en la caracterización de otras 230 plantas calificadas de potencialmente invasoras, que no aún no ocasionan un daño visible.
De estas, señaló, se recopiló información sobre lugar de procedencia, distribución, principales características e impactos ocasionados a las especies nativas y los distintos ecosistemas.
Oviedo explicó que las plantas invasoras afectan la diversidad biológica, en particular a la flora endémica y los ecosistemas frágiles, modifican el paisaje e inciden en la calidad del suelo, el agua y las playas.
También perjudican los rendimientos agrícolas, forestales y agropecuarios, y el funcionamiento de presas, canales, y lagunas de oxidación, subrayó.
El proyecto forma parte de las estrategias para la prevención y manejo de especies con mayor nivel de agresividad, insertado en el Programa Nacional Cambios Globales y Evolución del Medio Ambiente cubano.
Es auspiciado por el Instituto de Ecología y Sistemática (IES), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, a los que se sumaron entidades como la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, la Red Nacional de Jardines Botánicos y el Centro Nacional de Áreas Protegidas, entre otras.