El slugger Alfredo Despaigne es uno que está sembrado en el equipo Autor: Tomada de Zimbio Publicado: 27/09/2019 | 11:29 am
Aunque no sea pública, desde el pasado tres de septiembre (o antes) Cuba debió enviar a la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC) una preselección con 60 nombres para el Premier 12, fecha tope para no tener que pagar una multa de cien dólares por cada día de retraso.
Según el reglamento del torneo, publicado en el sitio web de la WBSC, el próximo tres de octubre corresponde inscribir la nómina oficial de 28 jugadores, en la cual deben aparecer, como mínimo, dos cátchers y trece lanzadores. Sin embargo, hasta el congresillo técnico se pueden hacer cambios en el equipo, con la debida autorización de la WBSC.
Casi todos los países anunciaron primero su director para que este designara su cuerpo técnico y pudieran dedicar suficiente tiempo a valorar los candidatos, e incluso, su criterio debió influir en el amplio grupo de 60.
Hasta ahora no se ha dicho quien será el mentor del Cuba. Ojalá el elegido sí lo sepa y les haya dado el visto bueno a la preselección enviada a principios de este mes a los organizadores. Nadie ha destituido a Rey Anglada, pero tampoco lo han ratificado, y eso no es un buen arranque para un torneo en el que nos jugamos recuperar, hasta donde se pueda, la honra de nuestro deporte nacional después del papelazo de Lima.
Sea Anglada, Borroto, Carlos Martí, Urquiola, Civil, Ferrer… o uno traído del extranjero, si fuera el caso, a estas alturas debería haber tenido ya unas cuantas sesiones con sus entrenadores y grupo asesor para concertar qué equipo armar. El tiempo pasa e improvisar no es lo más saludable.
Mientras llegan las noticias, aportemos algunos elementos al debate público y en las redes sociales sobre la posible selección que debe ir al Premier 12. He leído opiniones que van desde una renovación grande, parcial o pequeña del conjunto que fue a Perú hasta otras que se centran en estériles contrapunteos sobre nombres y posiciones específicas.
El campeonato que se avecina es corto. A lo sumo ocho juegos, pero cada uno cuenta en las aspiraciones de avanzar. Deben ir atletas que estén en buen estado de forma, no importa nombres, ni creo que sea un certamen para una reconstrucción en la que primen inexpertos.
Hay varios muchachos con talento y resultados actualmente en la temporada nacional que sí podrían ser convocados, pero no es momento para que la nueva generación asuma el protagonismo. No ahora.
En cambio, sí existen jugadores de experiencia que en algún momento estuvieron en el Cuba o en preselecciones nacionales, o que han estado tocando infructuosamente esas puertas y no han tenido cabida por las razones que hayan sido, que ahora sí debieran ser valorados.
Hay que pensar primero qué equipo queremos. Como un rompecabezas se deben escoger las piezas correctas. Ni es un Todos Estrellas, ni un premio a los que van delante en determinadas estadísticas.
Nuestra serie nacional no constituye un buen termómetro si nos enfocamos en average ofensivo, promedio de efectividad de los pitchers, juegos ganados, entre otros números tradicionales. Recordemos que es una de las ligas en que más descontrol exhiben los lanzadores, muchos bateadores tienen altos promedios a pesar de su indisciplina en home. Cuesta fabricar carreras, y cuando digo fabricar no me refiero a anotar, sino a ejecutar correctamente variantes para adelantar corredores y empujarlos con elevados de sacrificio o conexiones por la banda contraria.
Solo pongo algunos ejemplos para visualizar el panorama de nuestro campeonato, cuyas cotidianas deficiencias pesan luego una tonelada en los eventos internacionales.
Ha sido tendencia en las últimas justas en el extranjero que un alto porcentaje de las comparecencias de los bateadores cubanos terminan en tres o menos pitcheos, lo cual reduce las opciones de tomar boletos y acumular hombres en base; muchas conexiones son de rolling (a veces cerca de la mitad), los promedios ofensivos decrecen en conteos adversos y en esas circunstancias es alta la frecuencia de swings a pitcheos malos.
En el béisbol contemporáneo, más de 80 por ciento de los primeros envíos son strike, pero nuestros lanzadores están muy alejados de esa efectividad al atacar la zona y además suelen tirar más de cinco envíos por comparecencia de los contrarios.
Cuba necesita de cambios radicales en su forma de leer este deporte tan rico en variantes tácticas. Considero que el manejo de nuestro pitcheo será clave en el resultado final del conjunto que busca conquistar el boleto a Tokio 2020, reservado para el mejor elenco de América en la tabla de posiciones.
No es tiempo de bonanzas para los lanzadores de nuestro país, y si hurgamos en las estadísticas de la Serie Nacional impera el descontrol, la velocidad promedio de la liga no llega a 90 millas por hora y tampoco abundan los pitchers con un variado repertorio, sobre todo, en rompimientos y efectivo cambio de velocidad.
Hay un experimento en Grandes Ligas que ha dado dividendos: la «bullpenización», o sea, utilizar relevistas en las aperturas y que caminen dos o tres innings. Podríamos pensar en una variante criolla de esa estrategia, con abridores para un tercio de juego, luego poner otro serpentinero igual cantidad de entradas, para no darles tiempo a los rivales de hacer ajustes, y dejar los últimos capítulos para los «japoneses» Liván Moinelo y Raidel Martínez y demás pitcher a los que les asignen la función de encaminador, preparador o cerrador.
El zurdo Moinelo será el líder del bullpen.
Para eso habría que llevar cerca de 15 lanzadores, tres o cuatro abridores naturales y los demás con herramientas para formar parte del bullpen, con roles específicos. Que haya derechos, zurdos, hombres que dominen pitcheos rompientes, con diferentes ángulos de salida, y para eso no se puede tomar en cuenta solo el promedio de carreras limpias o la cantidad de juegos ganados y salvados.
La receptoría es estratégica. Ideal, dos cátchers, uno ofensivo y otro defensivo, pero en la situación actual, no descarto que sean tres. Un pitcheo que no es un arma poderosa necesita de hombres con los arreos que ayuden y puedan convertir bolas en strike con sus movimientos de mascota.
No quisiera mencionar nombres, pero Yulexis La Rosa podría ser un candidato ideal por su maestría detrás del plato. Muchos lanzadores dicen que se sienten cómodos con Yunior Ibarra y Yosvani Alarcón es el que más batea de todos.
Quince lanzadores y tres cátcher, según mi propuesta, dejan solo diez plazas vacantes para la custodia del cuadro y los jardines. Habría que pensar en jugadores versátiles, que puedan desempeñarse en varias posiciones. La línea central es vital, Roel Santos se pinta solo para el bosque del medio y alrededor del segundo cojín se necesita una combinación hermética y de amplia cobertura. Erisbel Arruebarrena es el paracortos que mejor luce de todos los que están ahora mismo en la temporada cubana.
Arruebarrena es el candidato más fuerte para las paradas cortas.
Yurisbel Gracial tiene asegurado su puesto en el equipo, no solo por sus prestaciones en la liga japonesa, sino porque es un atleta de cinco herramientas y polivalente, que se puede desempeñar en el cuadro interior y los jardines.
He oído a algunos ubicar en su probable selección a Leslie Anderson en la pradera derecha, pero el camagüeyano no ha jugado ahí en la temporada, e improvisar no sería aconsejable, más cuando cada vez aumenta el número de batazos a los jardines. No es asunto solo de buscar cómo producir carreras, sino de impedir también que el contrario las haga. Anderson encaja mejor como inicialista o designado en un hipotético lineup.
Esos jugadores, además, tienen buenos números en cuanto a su disciplina en home. Quien aquí tenga pocos boletos por comparecencia, ¿cómo será en el Premier 12?
Le propongo, amigo lector, enfocarse en métricas como bases por bolas y ponches por comparecencia, y la tasa de BB/K, ahí encontrará argumentos convincentes a la hora de integrar un buen equipo de béisbol. Más que el average, fíjese en el promedio de embasado (OBP) y en los porcentajes de rodados y conexiones por el aire, aunque lamentablemente el sitio oficial de la Federación Cubana de Béisbol no aporta datos sobre las conexiones fuertes.
Pensemos, también, en un banco plural, que tenga emergentes de tacto y fuerza, capaces de batear por donde la situación de juego dicte, y hombres que puedan ser enviados a correr para fabricar carreras o preservar una ventaja con el guante.
Lo más probable es que si buscamos jugadores para cada una de esas necesidades no coincida siempre la elección con los que están ahora encabezando algunos departamentos en la Serie Nacional y que también merecen vestir el traje del Cuba en el Premier 12, pero no todos pueden ir. Son solo 28, y el pitcheo, a mi juicio, es lo que más hay que blindar.