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El avileño Onel Hernández pronto podría estar cumpliendo un gran sueño Autor: Twitter Publicado: 23/04/2019 | 08:42 pm
Si los astros no se alinean y sucede un milagro, la próxima temporada un cubano jugará en la Liga Inglesa de fútbol. Escribo esto con las manos temblorosas, aun con la conciencia susurrándome al oído que la noticia puede ser un disparate o una alucinación repentina.
Onel Hernández Mayea, nacido hace 26 años en Morón, cuenta con un enorme porcentaje de opciones para convertirse, a partir de agosto próximo, en el primer jugador oriundo de la Isla en incursionar en la prestigiosa Premier League.
La buena nueva llegó este último fin de semana, cuando el club del avileño, el Norwich City, dio un paso decisivo hacia el ascenso a la máxima categoría, con su empate 2-2 en su visita a otro de los históricos, el Stoke City, con destaque para el cubano, autor de la primera diana.
De esta forma, los canarios poseen una ventaja de seis puntos con respecto al tercer puesto del escalafón de la segunda división inglesa, el Leeds United, al cual también aventajan en promedio de goles. Dicha condición prácticamente les asegura un cupo en la Premier, el cual certificarían con al menos un punto de los seis que restan en juego o un traspié de sus persecutores.
De cualquier manera, este último gol de Onel ha sido la rúbrica a una gran temporada del atacante criollo, cuyo aporte ha resultado decisivo para que el Norwich piense ya en rivales de la talla del Manchester City, el Chelsea, el Liverpool o el Tottenham para la campaña venidera.
Hernández, casi inamovible en el once titular del entrenador alemán Daniel Farke, acumula ocho goles y nueve asistencias, además de ser un puñal por las bandas y una apuesta segura de cara a puerta.
Todo constituye, entonces, el prefacio de un momento utópico años atrás, y que a partir de unos meses podría representar una de las páginas más paradigmáticas de la historia del fútbol cubano. La Premier League tendrá casi seguramente acento criollo y muchos, desde ya, no podemos hacer más que frotarnos las manos, aún incrédulos.
