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Yarisley Silva no quiere bajar

Silva pasó otra vez los 4,70 metros sin muchos contratiempos, en el mismo primer intento, suficiente para relegar a la alemana Silke Spiegelburg y a la brasileña Fabiana Murer

Autor:

Abdul Nasser Thabet

Lo admito. Si bien gocé sobremanera el subtítulo olímpico de la pertiguista cubana Yarisley Silva, vacilé sobre sus posibilidades futuras, incluso dudé que fuera capaz de mantener la estabilidad y consagrarse en la élite mundial. Pero este viernes la pinareña me tapó la boca al ganar la décima parada de la Liga de Diamante, acaecida en Estocolmo, Suecia, y donde luchó una vez más contra la brasileña Fabiana Murer, actual campeona universal.

Para calzar mi antigua hipótesis, vieja, sí, me basaba sobre todo en las marcas y currículo de las principales exponentes del orbe, algunas ya acostumbradas a volar sobre los 4,80 metros.

Confieso que miré con recelo la medalla de plata de nuestra muchacha en Londres, y hasta le atribuí un poco de suerte en ese día de mucho viento y sorpresas grandes.

Sin embargo, nunca antes me sentí tan bien al equivocarme. Silva otra vez pasó los 4,70 metros sin muchos contratiempos, en el mismo primer intento, suficiente para relegar a la alemana Silke Spiegelburg y a la propia sudamericana, sus escoltas por ese orden con saltos de 4,55 metros.

Ahora, a solo dos paradas del final de esta justa, la antillana escaló al segundo puesto del escalafón, merced a ocho unidades, importunando así el dominio de Murer (líder con nueve puntos).

Nada, que no fueron obra de la casualidad su corona panamericana y esa presea bajo los cinco aros. Yo, una vez más, ofrezco disculpas.

Nuestra muchacha hace soñar hasta a quienes padecen de insomnio. Parece que tiene muchos trucos bajo la manga y a sus 25 años promete un saco de asombros. Todo apunta a que no quiere bajarse del cielo.

Discazos de miedo

Por otro lado, las mujeronas del disco y los cinco continentes siguen cuchicheando a espaldas de la croata Sandra Perkovic, una joven de 22 años con una dieta alimenticia que no se consigue en cualquier mercado. A mi no me engaña nadie, lo que como esa niña viene enlatado de otro planeta.

Ganó con un soberbio disparo de 68,77 metros, una bestialidad que supuso récord para la competencia. Eso sí, esta vez no intimidó como en la capital inglesa, donde tras el segundo intento mandó a callar a todos (68,11) y ya con el segundo (69,11) hizo recoger los bultos a las 12 finalistas.

De esta forma se quedó fuera del podio la cubana Yarelis Barrios, cuarta con 64,29, algo alejada de su envío de la recién concluida Olimpiada (66,38) y mucho más distante de su tope personal y del año (68,03).

La plata colgó del cuello de la rusa subcampeona olímpica Darya Pishchalnikova (66,85), mientras el bronce quedó en poder de la germana Nadine Muller (65,07).

En el triple salto se impuso el estadounidense Christian Taylor (17,11 metros), un verdadero fuera de serie, que hoy en día no tiene rival, pues a su cetro planetario de 2011 sumó un cojincito bajo los cinco aros.

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