Acuse de recibo
Silvia Vera Shelton, directora general de los Laboratorios NOVATEC, entidad que produce la aspirina de 500 miligramos, responde hoy a la inquietud del lector Rafael Hernández, publicada el 20 de febrero, acerca del por qué ha faltado ese medicamento en farmacias de la capital en las últimas semanas.
Informa la directiva que en enero del presente año se presentaron dificultades técnicas de un equipo, llamado compactadora, que participa en el proceso fabril de la tableta. Por ello, no se garantizaba la adecuada granulometría del producto para su posterior compresión, lo cual provocaba una sobrecarga en las troqueladoras, hasta averiarlas.
Por las dificultades con la compactadora, agrega, para garantizar la adecuada compresión hubo que bajar la velocidad de las troqueladoras. No obstante, entregaron a la capital, en enero, 1 534 000 tabletas, el 50 por ciento de la demanda. Hasta el 16 de febrero se habían suministrado 1 784 000 tabletas, un 60 por ciento de la demanda del mes, la cual debe ser completada antes de concluir el mismo.
Analizándolo desde la perspectiva nacional, afirma que durante febrero se ha logrado recuperar la producción, con un pronóstico de cierre al final de 15 millones de tabletas envasadas, de una demanda total de 14 millones.
«Como se puede observar —subraya Silvia—, la producción se va recuperando paulatinamente, y se ha organizado una estrategia de producción que garantiza la continuidad. También queremos añadir que para nuestro colectivo ha sido vergonzoso que situaciones como estas provoquen el malestar de nuestro pueblo, que al final es nuestro principal cliente».
Agradezco a la Directora General de NOVATEC la agilidad e inmediatez con que respondió a una sensible inquietud ciudadana, y con datos fehacientes. Así se informa a nuestra gente: sin evasivas ni resbalosas explicaciones. La verdad, tan redonda y sana como «una aspirina del tamaño del sol», al decir del inolvidable poeta salvadoreño Roque Dalton.
Un niño no debe pagar lo que un adulto deje de hacer, algo así sentencié al revelar, el pasado 15 de febrero, la queja de Martángel Posada, residente en el Edificio Cuero y Calzado, apto. 42, de la Zona 11, en el reparto habanero de Alamar.
Narraba ella que su nieta cumplió en enero pasado siete años, y, como todo niño que arriba a esa edad, debió comenzar a recibir el yogur de soya como sustituto de la leche. Pero hasta el 11 de febrero no habían podido adquirirlo, a pesar de haber ido a la Oficoda y a la Zona Comercial.
Al respecto, responde Ernesto E. Martín Borrayo, director de la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía de La Habana del Este, que, al conocerse los hechos se visitó a la afectada y la unidad comercial. Se comprobó que el yogur de soya sí lo distribuyó el proveedor a la unidad, pero no se le entregó al consumidor en este caso, y tampoco lo declararon sobrante.
Por el maltrato, agrega, y por no estar en existencia el producto, el cual debía sobrar, se aplicó a la dependienta correspondiente la separación definitiva del sector, amparada en la Resolución 37 del 16 de febrero de 2011.
Afirma Martín que la consumidora quedó satisfecha, y luego de calificar el insensible suceso de bochornoso, refiere: «Esperamos que esto no suceda más; y de ser así, siempre seremos enérgicos».
Agradezco la respuesta, y me inclinaría más por el «no permitiremos» que por el «esperamos». Al final, toda la energía del mundo para castigar no paga lo que no se fue capaz de controlar, para evitar esa vergüenza.