Aunque los vocablos cópula, coito, apareamiento y sexo suelen usarse indistintamente, en términos prácticos su sentido varía según el contexto, pues todos tienen una marca ideológica que trasciende su origen lingüístico.
Coito, del latín coitum, que significaba ir juntos, se usa para describir solo el encuentro sexual con penetración, favorecido por el sistema patriarcal que minimiza los juegos sexuales o petting, (vocablo inglés derivado de pet, mascota, marca la disparidad de poder entre participantes). El modelo tradicional legitima esas situaciones solo como preámbulo al desempeño de un sujeto «potente» y reverencia la cópula, donde a la dominación masculina del acto se suma la restricción de ser ejecutada por seres genéticamente opuestos con el propósito de garantizar la reproducción de la especie, lo cual excluye el placer cultural o la voluntariedad del acto.
Similar lectura puede darse al vocablo apareamiento, que además refuerza su sentido discriminatorio al dejar claro que se trata de pares, no solo en lo hetero-sexual sino también en cuanto a raza, edad y distribución de roles de los sujetos participantes.
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