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Me gustaría abrirme al aprendizaje de una experiencia sexual profunda

Es natural que ciertos temas despierten dudas o resistencias, especialmente cuando involucran nuestra intimidad

Autor:

Mireya Beltrán Piloto

H.F.: Me gustaría abrirme al aprendizaje de una experiencia sexual más profunda, como el tantra o el tao, pero mi pareja cree que esos talleres son inmorales o peligrosos. ¿Qué argumentos pudieran convencerlo?

Es natural que ciertos temas despierten dudas o resistencias, especialmente cuando involucran nuestra intimidad. Muchas personas asocian el tantra o el tao con prácticas esotéricas o con ideas erróneas sobre promiscuidad, cuando en realidad son caminos milenarios de conexión y autoconocimiento.

En lugar de presionarlo, te sugiero abrir un diálogo desde la curiosidad y el respeto. Explícale que el tantra y el tao no buscan remplazar la relación, sino enriquecerla. Son prácticas que fortalecen la conexión emocional, enseñan a vivir el placer sin prisa y amplían la capacidad de sentir. No se trata solo de técnicas sexuales, sino de transformar la intimidad en un espacio de mayor presencia y entrega.

Puedes proponerle iniciar con lecturas o ejercicios en pareja en casa, sin necesidad de asistir a un taller de inmediato. Quizá, al comprender que estos enfoques promueven la comunicación y el respeto mutuo, su resistencia disminuya.

Dale tiempo y espacio para reflexionar. A veces el miedo viene de la desinformación. Si percibe que este camino es un puente para fortalecer su vínculo
y no una amenaza, puede animarse a explorarlo contigo.

Y si aún no está listo, recuerda que cada quien tiene su propio ritmo de apertura. Lo más importante es que ambos se sientan cómodos y seguros en la forma en que deciden compartir su intimidad.

Si su resistencia es personal y no motivada por celos, plantea la posibilidad de probar por tu cuenta y luego narrarle tu experiencia. Si nada funciona valora qué es más importante: el amor con esa pareja y la posibilidad de descubrir por su propia cuenta una sexualidad más enriquecedora, o la necesidad de vivir relaciones más espirituales o integrales, por los que esta persona no muestra interés, incluso si le dejas claro tu anhelo de mejoramiento en el ámbito erótico.

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