Disfrutar espacios no comunes, la compañía social y la maravillosa soledad, son elementos claves para regenerarnos
N.A.: Estoy en una relación estable con el padre de mis hijos. Es buen hombre, excelente padre y proveedor, pero me gustaría tener más libertad para salir con mis amigas; trabajar y ganar mi propio dinero, tener momentos para mí sola de vez en cuando… Cuando lo menciono él responde como si de una infidelidad se tratara. ¿Se puede curar ese machismo?
A pesar de todos los logros, no podemos ignorar que el inconsciente colectivo está plagado de reglas tácitas patriarcales sobre roles de género dentro de las parejas. Pero la respuesta es sí: se puede curar el machismo. Primero es necesario comprender la causa y las creencias aprendidas; y más allá del contexto histórico y cultural, debemos tener en cuenta los antecedentes, porque las infidelidades dejan traumas que afectan la percepción de la vida en pareja.
Siempre puedes separarte si la situación es insostenible, pero si existen hijos debe tenerse en cuenta que llegarán otros conflictos, agravados por los problemas de comunicación preexistentes. Además, hace falta aprender de la experiencia para no repetir esos patrones disarmónicos en el futuro.
La terapia cognitivo conductual ayuda a identificar y restructurar pensamientos insatisfactorios, y al transmutar esas creencias podemos gestar comportamientos que satisfagan las necesidades de ambos. Una relación sana se fundamenta en admiración genuina, respeto incondicional y apoyo mutuo. También en comunicación honesta para tratar cualquier conflicto, y en un espacio de desarrollo individual y colectivo, espiritual y profesional.
La confianza es otro de los pilares para una vida acompañada, sin jerarquías ni represión de la individualidad. Disfrutar espacios no comunes, la compañía social y la maravillosa soledad, son elementos claves para regenerarnos.